Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Patrimonio y fervor popular

Se ha celebrado la Santa Misa y a continuación ha habido reparto de torta y las jotas del grupo Elenco Aragonés.
Romería en honor a Nuestra Señora de Salas y de la Huerta.
Laura Ayerbe

EL PORCHE de la ermita de Salas, situada al sureste de la capital oscense, permanece cerrado al público debido a que su mal estado de conservación entraña peligro. Es uno de los signos más evidentes de su deterioro, pero no el único. La Cofradía vivió ayer la tradicional romería de septiembre -además, se celebra otra el primer domingo de mayo- con una gran afluencia de público que pone de manifiesto la devoción por Nuestra Señora de Salas y que da continuidad a una tradición que se inició con su construcción primitiva en el siglo XIII. De entonces se conservan los muros y otros elementos, pero especialmente un fervor popular que nació con la costumbre de la peregrinación y que no se ha erosionado con el tiempo, como sí le ha sucedido a su piedra arenisca. Pero a esta degradación hay que ponerle freno.

La ermita de Salas es un símbolo para los oscenses, especialmente para los vecinos de los barrios del sureste y el sur de la ciudad, de Santo Domingo y San Martín y el de San Lorenzo, de gran tradición hortelana, así como para muchos pueblos del entorno que acuden en romería. Además, también tiene un valor patrimonial y artístico, por lo que reúne todas las condiciones para que se le preste la debida atención.

La romería de ayer fue un día de fiesta pero con tono reivindicativo, porque la cofradía no dispone de fondos para hacer frente a todas las necesidades que se presentan para su adecuada conservación. Por ello, obispado y administraciones tienen que detenerse a mirar y a analizar cuáles son las actuaciones más urgentes para que ese símbolo de la ciudad, de muchos pueblos y de los agricultores que celebran allí San Isidro se mantenga unos siglos más.