Opinión
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  • Diario del AltoAragón

Son 436

Minuto de silencio ante la subdelegación del Gobierno en Huesca.
Minuto de silencio ante la subdelegación del Gobierno en Huesca.
S.E.

ANTES de la protección fueron los insultos, las vejaciones, las agresiones físicas y, entre todo ello, el miedo, esa moradura que no se quita, ese dolor indeleble. Son 436 mujeres víctimas de violencia machista las que están bajo algún tipo de protección del Sistema de Seguimiento Integral de los casos de Violencia de Género (Sistema VioGén), 61 más que el año pasado. Son cifras abrumadoras, detrás de las que hay historias de mujeres y de sus hijos marcadas por la violencia. Son mujeres que, aunque suene paradójico, tienen que vivir bajo vigilancia permanente para ser libres.

Porque no se trata de ser fuertes, sino simplemente de ser libres. Por ello, estos datos que no pueden ni deben contar los dramas particulares, sí que gritan la necesidad de continuar dedicando esfuerzos para dar una respuesta integral a las víctimas. En el último momento, cuando ya la han perdido, se les da protección, pero la obligación como sociedad es llegar antes y evitar actitudes que llevan a la desigualdad, porque es ahí donde está el origen de la violencia de género, aquella que se ejerce sobre las mujeres por el hecho de serlo desde una posición de superioridad.

La sociedad debe posicionarse claramente frente a estas actitudes, que son absolutamente inadmisibles. Por eso, en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la mujer se tiene que percibir en los actos organizados y en las calles esa unión social, sin mensajes políticos que empañen la esencia de este día. Porque la violencia machista nada tiene que ver con siglas políticas. Las 436 mujeres de la provincia que hoy se encuentran bajo vigilancia se sentirán más arropadas y, sobre todo, que se avanza hacia la igualdad y la erradicación de actitudes violentas.