Opinión
Por
  • Luis Lles

Periferias. Manual de instrucciones

Diego Amador.
Diego Amador en Periferias.
Laura Ayerbe

Desde que el 11 de diciembre del año pasado saltó la noticia de que Vox Huesca, con el beneplácito del PP, se ufanaba de haberse “cargado” Periferias, el festival oscense ha entrado a formar parte de la tan cacareada batalla cultural. Una batalla rodeada de mucho ruido -político en su mayoría-, que no ha hecho más que enturbiar lo que en realidad es Periferias: sencillamente, un festival cultural. Nada más y nada menos. Es por ello que, en mi condición de persona ligada a este festival desde sus inicios, me he permitido redactar este breve manual de instrucciones para entender Periferias.

1.- Periferias nació en 1999 de una idea conjunta desarrollada por Juanjo Javierre y quien firma estas líneas. La idea fue recibida con entusiasmo por quien mejor entendió el festival, Fernando Elboj (sí, el Alcalde que en campaña electoral prometió doblar el exangüe presupuesto de Cultura, ¡y lo cumplió!), y en el año 2000 celebraba su primera edición. El nombre no era baladí. Periferias se llamó así porque el festival nació en la periferia geográfica (y así nos adelantamos a la idea de dar contenido a la España vacía), pero sobre todo porque quienes lo diseñamos siempre hemos pensado que lo mejor de la cultura surge siempre en las periferias, en los márgenes: tanto Cervantes como El Greco o Van Gogh fueron genios incomprendidos en su día, el jazz nació en los burdeles y el rock surgió de la clase más humilde. Y así, ad infinitum. Se trataba de hacer un festival único, diferente, amante de la heterodoxia (la de Miguel Servet y la de Niño de Elche), con dos líneas fundamentales: que fuera temático (cada año giraba en torno a un tema distinto y relevante dentro de la cultura contemporánea) y multidisciplinar, ya que en él tenían cabida la música, el cine, la literatura, el arte, el teatro, la danza, la moda, etc. Un festival que sirviera de radar o de cool hunter (rastreador de tendencias), apostando desde el principio por la diversidad frente a la uniformidad y por la búsqueda de un equilibrio entre la cultura popular y la vanguardia. Y al mismo tiempo, se quería poner a Huesca en el mapa. Cosa que se logró plenamente. Son innumerables las páginas enteras que Periferias consiguió en los principales diarios nacionales (El País, El Mundo, ABC, La Vanguardia…), así como en revistas especializadas, televisiones y emisoras de radio nacionales. Está documentado.

2.- Se suele decir que eso era antes, pero que luego el festival había ido decayendo y diluyéndose. ¿No ha de decaer? Si se va reduciendo su presupuesto hasta su mínima expresión, es lógico que no atraiga ni al mismo número de público ni a la cantidad de medios que cubrían antes el festival. Contratar a artistas potentes cuesta mucho dinero. Primero fue por la crisis de 2008 (algo comprensible, aunque no sé por qué siempre es la cultura la primera damnificada en las crisis), después el PP redujo un poco el presupuesto y el PSOE mantuvo esa reducción, lo que, dado que el coste de la vida no deja de subir, significa que el presupuesto se ha ido reduciendo hasta la insignificancia. Si creen que Periferias es caro, solo tienen que consultar los presupuestos mucho más abultados de festivales con mucho menor prestigio. Por poner un ejemplo, sólo la actuación de Lola Índigo de las pasadas fiestas (¡que encima no tuvo lugar!) costaba algo más de lo que aporta el Ayuntamiento de Huesca desde hace ya muchos años (poco más de 60.000 euros) a los diez días llenos de actividades de Periferias.

3.- Cuando el festival tenía un presupuesto menos modesto, fue posible traer a primeras figuras que, como Fangoria, Violadores del Verso, Waterboys, Lee “Scratch” Perry, The Human League, Enrique Morente, Paco Ibáñez, Jeff Mills, Israel Galván, Labordeta y tantos otros, atraían a entre 1.000 y 2.000 personas, situando el número total de espectadores del festival en más de 10.000, lo que para una ciudad pequeña como Huesca es de auténtico récord. Y lógicamente, la recaudación de entonces también era mucho mayor. En todo caso, un festival cultural -y remarco la palabra cultural- nunca es rentable en términos económicos. Pero una institución pública como el Ayuntamiento está obligada a promover la cultura, porque es un derecho recogido en la Constitución y en la Declaración Universal de los Derechos Humanos.

4.- Tema subvenciones. Absolutamente todo en esta vida está subvencionado: la agricultura, la industria, el automóvil, la sanidad, la educación,… Ahora resulta que la más pobre y necesitada de todas, la cultura, ésa no es subvencionable. Y se tacha a los artistas (la mayoría malvive de su trabajo) de subvencionados y pesebristas.

5.- Es totalmente absurdo e injustificable que el emblema cultural más claro y prestigioso de esta ciudad sea suprimido por el capricho de un grupo político. El Observatorio de la Cultura (en el que votan más de 1.000 especialistas de todos los campos de la cultura de este país, y que constituye el medio más fiable en España de medir la relevancia de la cultura) lleva desde sus inicios colocando a Periferias como el evento cultural más importante de Aragón. Incluso en los dos últimos años, con presupuestos bajísimos en Periferias, ha vuelto a ser el nº 1. ¡Inaudito!

6.- Es absolutamente falso que el festival tenga un sesgo político. Es, sencillamente, un evento cultural. Por Periferias han pasado, entre otros, Fernando Savater, Fangoria, Antonio Escohotado y Fernando Márquez “El Zurdo”, poco sospechosos de izquierdismo radical, o incluso Fernando Sánchez Dragó, que muy probablemente se revolvería en su tumba si le dijeran que le han llamado “cultureta progre”. Demostrando su heterogeneidad y falta de sectarismo, Periferias ha acogido por igual a Chiquito de la Calzada y a Julio Llamazares, a Kiko Veneno y a la Sun Ra Arkestra, a Leopoldo Mª Panero y a Eugenio Monesma, a Fernando Arrabal y a Juan Atkins, el creador del techno que le dedicó un disco a nuestra ciudad titulado “Huesca”. Y más recientemente a Rodrigo Cuevas o Bad Gyal, cuando casi nadie les conocía, siendo ahora dos de los artistas españoles con mayor proyección internacional. Porque Periferias, además, ha sido el lugar donde han debutado en España muchos artistas internacionales que luego han sido plenamente reconocidos. Y, por supuesto, por Periferias han pasado a lo largo de estos 25 años cerca de 200 artistas oscenses y aragoneses, porque el muy bien avenido equipo que ha dado forma a este festival siempre ha creído en el inmenso talento de la creación local.

6.- Al hilo de las últimas informaciones que hablan de un proceso de participación ciudadana para diseñar la política cultural oscense, he de decir que aunque es muy útil y necesario escuchar las sugerencias de los ciudadanos y ciudadanas, creo que la política cultural de una ciudad la tienen que hacer los políticos del equipo de Gobierno en conjunción con los técnicos especialistas, que para eso están allí. Si la medicina se deja en manos de los médicos y el urbanismo en manos de los arquitectos, no sé por qué razón la cultura se debería dejar en otras manos que no sean las de los especialistas en cultura.

7.- Finalmente, quienes hemos formado parte de esta maravillosa y fascinante aventura que es Periferias creemos firmemente que la idea y el espíritu del festival siguen siendo vigentes, más incluso que nunca. No queremos librar ninguna batalla cultural ni participar en ningún circo mediático en el que, al parecer, algunos están tan interesados. Solo queremos reivindicar la cultura como algo importante en nuestras vidas

* Luis Lles es cocreador de Periferias y Director de 2000 a 2020