Opinión
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  • Diario del AltoAragón

Un grito del campo

Los agricultores han ralentizado y colapsado el tráfico en diferentes puntos de la ciudad.
Los agricultores han ralentizado y colapsado el tráfico en diferentes puntos de la ciudad.
Laura Ayerbe

CIENTOS de tractores han colapsado los accesos y las principales calles de la capital oscense a golpe de claxon para que se escuchen sus reivindicaciones, como una nueva política agraria que acabe con tanta burocracia y garantice precios justos de sus productos. Las colas interminables de maquinaria agrícola que han retenido a muchos ciudadanos han puesto de manifiesto la importancia de un sector al que pertenecen muchas familias y en el que se han visto muchos jóvenes convencidos de que su vocación es el campo y el medio rural.

Pero también han servido para visibilizar que los tractores no están tan lejos del medio urbano, que ambos son complementarios y necesarios, y que para eliminar esa brecha hay que trabajar como sociedad o, más bien, legislar. La agricultura y la ganadería, especialmente la extensiva por su singularidad, deben ser viables para que tengan futuro. Y en esto último inciden mucho las políticas de la Unión Europea y las que cualquier gobierno, que tienen que garantizar su continuidad. Sin rentabilidad económica, no habrá relevo generacional.

La pandemia evidenció como nunca la necesidad de contar con un sector primario fuerte, capaz de abastecer de productos de calidad sin excesivas dependencias. La jornada de ayer debe servir para que se escuchen las demandas de los diferentes agentes y se adapten las políticas agrarias para conseguir un equilibrio que permita reducir los costes y garantizar la viabilidad de las explotaciones. Sin embargo, no debe ser utilizada con intereses partidistas. La solución tiene que ir más allá para garantizar el futuro del campo y la alimentación de todos.