Opinión
Por
  • Raúl Benito

El diálogo social y la vicepirómana

Yolanda Díaz durante la presentación de la candidatura a la presidencia de Xunta de Galicia.
La vicepresidenta segunda, Yolanda Díaz..
E. P.

Sin haber sido invitada, Eris, diosa de la discordia, asistió al banquete de las bodas de Peleo y Tetis. Al llegar, ofreció una manzana de oro como presente a la más bella de las diosas. Hera, Atenea y Afrodita comenzaron a discutir pues las tres se consideraban merecedoras del presente. Para resolver el conflicto, Zeus ordenó a Hermes ir a buscar a Paris, segundo hijo del Rey Príamo de Troya.

Hera y Atenea intentaron sobornar al árbitro sin éxito. Hera le promete a Paris coronarle como Rey de todos los hombres y Atenea hacerle invencible. Afrodita lo soborna con éxito ofreciéndole a la bellísima Helena, esposa de Menelao el Rey de Esparta. Afrodita se queda con la manzana de oro y Paris con Helena. El rapto de Helena desata la ira de Menelao y desencadena la Guerra de Troya. Paris debía actuar como árbitro, pero sucumbió a sus debilidades, no fue justo y “ardió Troya”.

Nuestra vicepresidenta me recuerda a Paris. Su principal función en el Diálogo Social es arbitrar y ayudar a tejer acuerdos entre sindicatos y patronales. Para lograrlo, debe actuar con equidad, pero, como Paris, se deja llevar por sus debilidades. Su ideario extremista le lleva a abordar su papel con indisimulado escoramiento.

Todo es opinable: salario mínimo, duración de la jornada, contratos, cotizaciones, gobierno de las empresas, derecho de propiedad, límites a la libre empresa, repercusión en las contratas públicas, condiciones de despido… Aunque lo que para unos es legítimo, para otros es ilegitimo y en esto radica la complejidad. La tarea de mediar y arbitrar es difícil y solo puede ser exitosa desde la idoneidad, imparcialidad e integridad y, al menos, dos de estas virtudes están ausentes. El primer gran error es poner al frente del Ministerio de Trabajo a una extremista cuando lo que se requiere es alguien centrado. El segundo gran error es ejercer de hooligan en vez de árbitro y mediador. El acuerdo es difícil si antes de sentarse las partes a la mesa ya se avisa que, de no ceder la patronal, ella irá aún más lejos de lo que exigen los sindicatos.

Nuestra vicepresidenta, incendiando el Diálogo Social, se torna en vicepirómana. Trabajemos todos los demás, sindicatos y patronales, con grandeza e inteligencia para evitar que el “Arde Troya” no se torne en “Arde España”.