Opinión
Por
  • Luis Germán Zubero

XL años: evaluación de la Autonomía de Aragón

Estatuto de Aragón
Estatuto de Aragón
G.A.

La muerte del general Franco a finales de 1975 supuso el inicio en España de la Transición de la Dictadura a la Democracia, un difícil y largo camino que culminó con la Constitución de 1978 y el establecimiento del nuevo Estado social y democrático. Pero que conllevó, además, el impulso del Estado de las Autonomías.

Aragón contribuyó a dicha construcción democrática desde la sociedad civil y desde la consolidación de partidos democráticos que recogían las aspiraciones de la ciudadanía. La demanda de democracia se unió en esos años a la consecución de la autonomía política, como un instrumento -se dijo en Caspe en 1976 en el acto conmemorativo del XL aniversario del proyecto de Estatuto de Aragón de 1936- “jurídico-político que nos permita y posibilite un control democrático en la gestión de nuestros recursos”.

Así, a principios de los años setenta, frente al nonato proyecto de reforma regionalista franquista de creación de una Mancomunidad de Diputaciones provinciales se alzó en Aragón la creciente demanda de Autonomía política. Esta demanda, inicialmente promovida por los emergentes sectores progresistas de la sociedad aragonesa a principios de dicha década, fue ya asumida años más tarde por sectores conservadores democráticos. Tuvo su fiesta mayor en la gran manifestación autonomista del 23 de abril de 1978.

Al igual que para la construcción del texto constitucional, fue necesario un amplio pacto de los distintos partidos democráticos. El desarrollo autonómico exigió asimismo acuerdos amplios y trasversales del arco parlamentario que solo pudieron fructificar, tras el fallido intento de golpe de Estado de 1981, en los pactos entre UCD y PSOE. Ello posibilitó la aprobación del Estatuto de Aragón a finales de 1982 y, tras las elecciones de mayo de 1983, la formación de las primeras Cortes y el primer gobierno democrático de Aragón.

Han transcurrido cuatro décadas de Gobierno autonómico en Aragón. En este tiempo, la economía y la sociedad aragonesa, al igual que la española -en el contexto de importantes cambios tecnológicos y fuertes procesos de globalización-, han experimentado profundas transformaciones. Cambios económicos estructurales -avanzando decididamente hacia su terciarización como economía de servicios- pero manteniendo su especialización industrial, y afirmando su apertura al exterior protagonizada ya por su creciente internacionalización. En este tiempo, Aragón ha duplicado su nivel de PIB per cápita hasta situarse por encima del nivel medio español.

La consolidación del protagonismo de las autonomías en el proceso de descentralización del Estado es evidente: su gasto constituye en torno al 40% del gasto público del país. El traspaso efectivo a Aragón de las competencias de Educación y Salud en los años interseculares mutiplicaron el peso del gasto autonómico, que ya se ha situado durante las últimas dos décadas en torno al 16 % de su PIB. El Gobierno de Aragón se ha convertido en un importante protagonista de la vida económica aragonesa. Muestra una creciente capacidad de intervención en la economía: tanto a través de regulaciones de los agentes como mediante su presencia directa en el ámbito empresarial, con sus participaciones directas agrupadas en la Corporación Empresarial Pública de Aragón creada a finales de 2007.

Evaluar el papel de la Comunidad Autónoma en la trayectoria económica y social de Aragón durante estas décadas, en el contexto del desarrollo del Estado de las Autonomías, constituye una tarea ciudadana importante. Hace unos meses, el Gobierno de Aragón y la Diputación de Zaragoza editaron en el contexto del ‘XL aniversario del Estatuto de Autonomía de Aragón’ un libro colectivo con tal título y objetivo. Presentarlo en público y debatir sus contenidos parece una buena oportunidad para reflexionar sobre los logros del Estado autonómico, acerca de sus limitaciones y en general sobre su aplicación en Aragón durante estas cuatro décadas.

El miércoles 28 sus editores, los catedráticos de la Universidad de Zaragoza Manuel Contreras y Carlos Forcadell lo harán en Huesca en el Salón de Actos del Instituto de Estudios Altoaragoneses. No debemos olvidar que sigue resultando crucial valorar el pasado desde el presente, para entender mejor este y las oportunidades del futuro.