Por una igualdad real

LAS MANIFESTACIONES DEL 8M que han recorrido el corazón de nuestra capital y de las principales localidades de la provincia de Huesca han lanzado un grito unánime por una igualdad real entre hombres y mujeres, en memoria de las que estuvieron y por las que llegarán. Es la lucha del feminismo por conseguir la igualdad efectiva, por los mismos derechos y oportunidades.

A partir de ahí, se puso el acento en unos u otros aspectos pero con muchos argumentos compartidos como la lucha contra la discriminación laboral. Lo dicen los datos: las mujeres ocupan los trabajos peor remunerados, con menor prestigio social y con mayor temporalidad, una realidad que se perpetúa hasta la edad de la jubilación. Las jornadas reducidas y la renuncia a la carrera profesional, principalmente por parte de las mujeres, contribuyen a esa discriminación laboral que repercutirá en sus pensiones.

Es necesario avanzar en derechos laborales que permitan ejercer la maternidad y la corresponsabilidad real. Esto entronca también con que la mujer siempre ha sido la que se ha ocupado de los cuidados y del trabajo doméstico, imprescindible para el bienestar de las familias y de la sociedad en su conjunto, pero siempre invisibilizado. Ni reconocido ni pagado.

Nunca puede dejarse de hablar en esta cita de la lacra de la violencia machista. En esta ocasión, en la capital oscense se ha hecho visible la doble discriminación que sienten las mujeres con enfermedad mental grave por el hecho de ser mujer y por este problema de salud, sin olvidar las particularidades de las mujeres rurales. El derecho a la igualdad es un derecho fundamental recogido en la Constitución, pero hay que trabajar todos para garantizarlo.