Descartado el trasvase

LA VICEPRESIDENTA tercera y ministra para la Transición Ecológica y Reto Demográfico, Teresa Ribera, ha expresado su negativa al trasvase del Ebro, que no se plantea ninguna fragmentación en la gestión de la cuenta del Ebro ni “ningún volumen de agua trasvasable”. No hay episodio de sequía alguno en el que no resucite el fantasma del trasvase, que en realidad es una amenaza real. Así se vivió desde Aragón cuando Ribera se reunió con la Generalitat de Cataluña, por lo que hace dos meses el presidente de Aragón, Jorge Azcón, le pidió la reunión que finalmente se celebró ayer.

Aunque las lluvias de las últimas semanas han ahogado la necesidad acuciante y los periodos de sequía se repetirán, el compromiso da tranquilidad. Pero también, precisamente por la situación que se ha vivido estos días con obligados desembalses para laminar las crecidas extraordinarias de los ríos, es razonable que se piense de nuevo en retomar las obras del Pacto del Agua. Incluso el presidente Azcón, como ya anunció, ha pedido que se estudien “de una forma más inmediata” la regulación del río Gállego y las obras excluidas del Pacto del Agua, aunque estén fuera del Plan Hidrológico del Ebro (2022-2027). A este respecto, la ministra también fue contundente y descarta recuperar Biscarrúes, pero también modificar el plan vigente hasta 2027. Aragón tiene una postura clara e irrenunciable, ya que debe luchar para que se mantenga la gestión de la unidad de cuenca y el aprovechamiento de los recursos que genera el territorio a través de la Confederación Hidrográfica del Ebro. El Gobierno central tiene que tener claro que en esa visión nacional no puede olvidar los intereses de Aragón. El agua es clave para su progreso.