Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Un cuello de botella

Reabierto Monrepós tras la granizada de este lunes.
Túnel de Monrepós.
Laura Ayerbe

HASTA 9.000 vehículos diarios pasan por los túneles de Monrepós, una autovía en la que en grandes puentes, como el de la Constitución, se han llegado a contabilizar más de 38.000 coches camino del Pirineo, batiendo récords con respecto a otros años. Miles de turismos que cuando llegan a la altura de la población de Lanave se encuentran con un tramo de carretera sin desdoblar. Son solo ocho kilómetros cuya obra para convertirlo en autovía se prolongará al menos hasta el 2029. La mala imagen que se llevan quienes visitan la provincia, pero sobre todo las largas y eternas colas que se montan cada viernes y más los domingos a la vuelta, afectando esto además a la seguridad, son motivo más que suficiente para acelerar las obras. Al menos así lo cree el Gobierno de Aragón. Pero enfrente se ha topado, aseguran, con la indiferencia. La respuesta de Madrid a la carta enviada por Octavio López, consejero de Fomento aragonés, no muestra, aseguran, “la más mínima intención” de acelerar los trabajos. “No aborda ni rebate en ningún momento la solución técnica planteada” desde el ejecutivo de Jorge Azcón para reducir de 60 a 30 los meses de obras.

A su exposición de motivos, en la que hizo hincapié que incluso se habían echado atrás alguna compañía para fletar vuelos charter por no poder asegurar que los autobuses a la vuelta llegaran a tiempo, habría que sumar los retrasos constantes que se han sufrido. Más de 24 años soportando obras en la principal conexión del Pirineo con la capital de la provincia y la de Zaragoza, esas ciudades donde están los hospitales de referencia, esas a las que hay que acudir a determinadas citas ineludibles y que pueden estar, si es un día con mucho tráfico, a casi cuatro horas de viaje.