Opinión
Por
  • D. A.

Adaptarse a las inclemencias

Aficionados en el último día de esquí en la estación de Formigal, en la zona de Anayet
Aficionados en el último día de esquí en la estación de Formigal, en la zona de Anayet
Laura Ayerbe

NUNCA nieva a gusto de todos. Al menos así ha sido este año en el Pirineo aragonés, que ha vivido una campaña de menos a más, que comenzó con escasas precipitaciones y que cuando llegaron, en marzo, lo hicieron de forma contundente, tanto que las estaciones de esquí decidieron alargar una semana más la temporada. Ayer fue el último día para los complejos altoaragoneses. Una jornada que amaneció nublada, pero que hubo quien aún así aprovechó para hacer los últimos descensos.

Solo el grupo Aramón, que gestiona las estaciones de esquí de Formigal-Panticosa y Cerler en el Pirineo, y Javalambre y Valdelinares en Teruel, hizo balance de la campaña invernal. La calificó de “satisfactoria” en un año marcado por las “condiciones atmosféricas”, pero donde la inversión en tecnología de innivación, aseguran, ha sido determinante, así como su modelo de negocio que ha marcado la diferencia, un camino que ellos emprendieron en España y que ahora siguen otros: experiencias más allá de una jornada de esquí, una combinación de deporte, gastronomía y ocio para todos los públicos que refuerza el atractivo de los destinos independientemente de las condiciones climatológicas. Gracias a ello cierran una temporada con más de 800.000 esquiadores, un 20 % menos que las cifras en las que su suele mover en otras campañas. Su modelo de negocio, la innovación y la tecnología -en sistemas de producción de nieve- han hecho que a pesar de no alcanzar ese millón de otras campañas, el Pirineo aragonés sea uno de los destinos preferidos para el invierno. Habrá que seguir invirtiendo para seguir estando en el ‘Top ten’ aunque, como este año, no nieve tanto como gustaría. l

Diario del AltoAragón