Opinión
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  • Diario del Altoaragón

Una Huesca verde

Huertos de la Fundación Daniel Calasanz.
Huertos de la Fundación Daniel Calasanz.
Javier Navarro

SI ALGO forma parte de la historia de Huesca es su tradición hortelana, que queda patente todavía en la rica huerta de Salas o del sur de la ciudad, principalmente. Una historia que aún tiene su reflejo en los días más importantes como el Día de San Lorenzo, con la actuación de la Agrupación de los Danzantes, de origen hortelano, ante la Basílica; o la fiesta del Mercado del día siguiente, el 11 de agosto, que se ha convertido en la fiesta del comercio, pero que también nació de la tradición de las familias hortelanas que tenían sus puestos en el antiguo mercado.

El Ayuntamiento de Huesca ha anunciado que quiere impulsar los huertos urbanos en la ciudad dentro de un proyecto de regeneración en torno al río Isuela, que contará con el apoyo del Gobierno de Aragón, con quien ya se está trabajando. Tomando como modelo la finca de la Fundación Daniel Calasanz, donde se alquilan parcelas de cultivo, se plantea desarrollar un modelo para atender la demanda que existe por parte de la ciudadanía de tener un espacio de cultivo próximo al casco urbano, una zona de esparcimiento que se convierte en un pequeño oasis para la familia y un pequeño pulmón verde para la capital oscense.

Un paseo por Salas permite hacerse a la idea de la importancia de crear espacios verdes acondicionados en el entorno de las ciudades en los que conviven los corredores jóvenes, con los mayores paseantes, con quienes se apuntan a la sostenibilidad y cogen la azada por primera vez y con los más experimentados que solo con mirar al cielo predicen el tiempo y saben cuándo tienen que plantar. Este es uno de los puntales de la calidad de vida de una ciudad.