Opinión
Por
  • Julia Navarro

El hundimiento

La candidata a lehendakari por Podemos, Miren Gorrotxategi, se dirige a medios de comunicación tras ejercer su derecho al voto en Durango
La candidata a lehendakari por Podemos, Miren Gorrotxategi, se dirige a medios de comunicación tras ejercer su derecho al voto en Durango
Miguel Toña

AHORA MISMO en el País Vasco, el “foco” ilumina a los que han salido airosos de las urnas y se pasa de puntillas por el batacazo de los perdedores. Y hay dos perdedores clarísimos: Podemos y Sumar.

Por eso, me pregunto si los dirigentes de Podemos y de Sumar estarán haciendo una reflexión a cuenta del varapalo que han sufrido en las urnas vascas, después de los que también recibieron en las últimas generales y a continuación en Galicia. El fracaso de Podemos, que no ha logrado ni un escaño, es especialmente estrepitoso. ¿Cómo es posible que un partido que obtuvo 69 escaños en las elecciones generales del 2015, siendo en ese momento la formación más votada en País Vasco y Cataluña, haya pasado a la más absoluta irrelevancia?

La historia de Podemos fue una historia de éxito. Primero lograron cinco escaños en las elecciones europeas del 2014, después los 69 en las generales del 2015, y más adelante se convirtieron en socios del PSOE formando parte del gobierno, y es ahí, en su paso por el gobierno, donde empezó su principio del fin. Y es que los dirigentes podemitas han sido su peor enemigo. En primer lugar, por la gestión desastrosa que llevaron a cabo en el gobierno y en segundo lugar porque tenían el “enemigo” dentro. Sí, me refiero a Yolanda Díaz, que era una política irrelevante hasta que Pablo Iglesias la elevó a las alturas, convirtiéndola en pieza clave en el Gobierno de coalición con el PSOE. Primero la hizo ministra, después vicepresidenta. Puestos que la señora Díaz ha sabido aprovechar para fomentar y asentar su propia carrera política, y de paso, despegarse y poner zancadillas a Podemos. Claro que a Yolanda Díaz tampoco es que le haya ido muy bien en las urnas con su invento de Sumar. En Galicia, su tierra, perdió de manera estrepitosa en las últimas elecciones generales, y en las elecciones autonómicas. Por no votarla no la votaron ni en su pueblo. Ahora en el País Vasco se ha dado también de bruces contra la realidad ya que Sumar ha obtenido un solo escaño. Así que todo lo que está a la izquierda del PSOE languidece a pasos agigantados. De ahí que es de suponer que tanto los líderes de Podemos como la señora Díaz, líder de Sumar, estarán preguntándose por qué.

En el caso de Sumar, seguramente por la futilidad de un proyecto organizado a mayor gloria de Yolanda Díaz. En cuanto a Podemos, la reflexión debería de pasar por asumir que no se puede gobernar sin escuchar a los ciudadanos y tener en cuenta sus inquietudes. Pero los líderes “podemitas” han gobernado para una minoría que, eso sí, les aplaudía con entusiasmo, mientras se granjeaban la animadversión de una inmensa mayoría.

Los expertos en demoscopia dicen que en el País Vasco, los votos “podemitas” han ido a las papeletas de Bildu. Es decir que han pasado de tener seis escaños a quedarse sin ninguno. Tanto en Sumar como en Podemos se lo debían de hacer mirar.