Opinión
Por
  • Fermín Bocos

Mal negocio para España

El candidato de EH Bildu a Lehendakari Pello Otxandiano participa en un acto electoral este domingo en Vitoria.
El candidato de EH Bildu a Lehendakari Pello Otxandiano participa en un acto electoral este domingo en Vitoria.
L. Rico

TODAVÍA no se habían apagado las luces de los colegios electorales y a los seguidores de EH Bildu les faltó tiempo para gritar a favor de la independencia de Euskadi, despejando así cualquier duda acerca del sentido del espectacular resultado que habían conseguido, en parte como fruto de la campaña de blanqueamiento de la marca -contaminada por el arrastre de su historia como herederos de quienes históricamente dieron cobertura política a la ETA- y en parte como fruto de la táctica diseñada por Arnaldo Otegi de hablar en la campaña de sanidad y del precio de la vivienda y no de la independencia.

Otegi tiene 65 años y aunque no va asumir encomienda pública oficial -la deja para su pupilo Pello Ochandiano- es evidente su liderazgo al frente de EH Bildu. Lo ha dejado claro en la primera intervención pública que ha tenido recordando que la suma de escaños conseguidos por las fuerzas que defienden la independencia alcanza las tres cuartas partes del Parlamento que saldrá de los comicios del domingo. “Cincuenta de setenta y cinco son abertzales independentistas” -ha dicho incorporando el solitario escaño conseguido por Sumar, el partido de Yolanda Díaz.

Durante la campaña Bildu no habló de la independencia pero conocidos los resultados, vuelta la burra al trigo. En este contexto, un Otegi envalentonado ha emplazado al PNV a sacar conclusiones en clave soberanista del resultado de los comicios. No parece que Ortuzar, que es quien dirige de verdad el PNV -Imanol Pradales, el futuro lehendakari, es un piñón del engranaje del partido- vaya a hacerse eco de la invitación porque cuenta con el apoyo del PSE para reeditar el pacto de la anterior legislatura.

Pero el escenario al que remiten las palabras de Otegi, que incluye a Navarra en sus proyecciones, está abierto. Y la sociología apunta a que el respaldo a Bildu seguirá creciendo. Llegados a este punto parece oportuno señalar que la campaña de blanqueamiento de Bildu, sostenida por el PSOE y sus medios afines a cambio del apoyo para que Pedro Sánchez siga en La Moncloa, ha sido un buen negocio para Sánchez pero un pésimo negocio para España, porque solo será cuestión de tiempo que también en el País Vasco suenen voces exigiendo un referéndum de autodeterminación como reclama ERC, partido con el que, por cierto, EH Bildu concurrirá en coalición a las elecciones al Parlamento Europeo en el mes de junio.