Sánchez sigue

PEDRO SÁNCHEZ SIGUE. Esta es la resolución de la quiniela, que para sus detractores era una apuesta segura y para sus seguidores un deseo que les ha mantenido en vilo los cinco días que se tomó para pensar. Y esa desazón generada es lo que les llevó a Ferraz a alentar a su líder, a darle fuerza moral para que continuara. Son los mismos cinco días que el presidente del Gobierno ha mantenido al país en una situación de interinidad inédita e inesperada en la democracia española. Y todo para continuar, para -según Sánchez- intentar conseguir un cambio de rumbo en los modos de la política española, que se ofrece para liderarlo. Sin duda, un golpe de efecto que habrá que ver cómo se refleja en el Congreso. Hoy, es muy difícil responder quién y cómo empezó todo, pero realmente no importa nada ya que no es esta la clave de lo que está pasando, como tanto lo es el amor que tantas chanzas ha causado. El gesto tiene mayor calado de cara a la imagen de país y del gobierno.

España no necesita más polarización sino la búsqueda de puntos de encuentro entre los principales partidos que eviten la dependencia de partidos minoritarios, independentistas en muchos casos, que condicionan la política diaria.

Con esta nueva acción por sorpresa de Sánchez, que apela a sentimientos universales como el amor o la capacidad de resistencia, no parece que se pueda adoptar este camino sino que solo puede servir para aumentar la división de los bloques de izquierda y derecha. Hay que parar, sí, hay que parar para pensar, pero no uno solo, sino en un debate sosegado en los órganos de decisión de este país elegidos de forma democrática y con la representación correspondiente.