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Andrés Fernández del Río: "El conductor de Huesca es mejor porque se enfrenta a más variedad"

Jefe provincial de Tráfico hasta el año pasado ha vivido en primera persona y con protagonismo en la provincia la mejora de la seguridad vial en las últimas décadas

Andrés Fernández del Río: "El conductor de Huesca es mejor porque se enfrenta a más variedad"
Andrés Fernández del Río: "El conductor de Huesca es mejor porque se enfrenta a más variedad"
R.G.

APURÓ al máximo posible la permanencia en la Administración Central del Estado Andrés Fernández del Río para jubilarse al concluir 2018. Hasta los 70 años se ha prolongado la ejecutoria profesional de este oscense de adopción que desde 1985 ha ejercido como jefe provincial de Tráfico. En estos años, ha vivido en primera persona la sustancial mejora en la seguridad vial, cuyos múltiples factores analiza a lo largo de la entrevista.

Nacido en León, arribó a Huesca en 1980, tras un inicio de su vida profesional en San Sebastián. Se incorporó al servicio provincial de Tráfico en calidad de técnico y jefe de negociado de conductores. En 1985 accede al cargo de jefe provincial. "He trabajado muy a gusto porque era algo en lo que creía", afirma. "No me costaba trabajar puesto que me convencía de que teníamos una misión muy clara, porque se pueden hacer cosas y se han hecho", agrega.

Preparó las oposiciones, tras haber estudiado Piscología (entonces impartida como rama de Filosofía y Letras), sin una inclinación específica al trabajo en Tráfico. Sin embargo, la tarea le motivó hasta considerarla una verdadera vocación: "No era una labor meramente burocrática, porque teníamos una tarea en la seguridad vial y además hemos visto efectos; que se podía pasar de un tributo obligado el que a más tráfico, más accidentes, más muertos". Esta ha sido la clave del éxito en la reducción de la siniestralidad, subraya. En este logro, "ha habido una conjunción de elementos", precisa.

Recuerda que en el conjunto de España se llegaron a producir 9.000 muertos al año y en la actualidad se contabilizan unos 1.800, "la cuarta parte con mucho más tráfico y más vehículos", precisa con espíritu analítico. La mejora de infraestructuras, especialmente con la red de autovía garantiza menos frecuencia de accidentes. "Ha sido básico", dice: "Cuando llegué a Huesca teníamos al cabo del año 70 muertos en la provincia; en la N-240 teníamos 20 muertos al año, que es lo que tenemos ahora en todo el año en todas las carreteras". "El quitar la famosa travesía de Fraga, la de Monzón, la 240, son medidas básicas que bajan la accidentalidad", relata.

"El tema del vehículo a lo mejor se ve menos, parece que es el mismo vehículo que hace treinta años, pero los actuales dan una seguridad activa y sobre todo pasiva mucho mayor", prosigue.

Y termina con un tercer factor: el conductor, "que asume las medidas y acaba creyendo que se puede mejorar y siendo consciente de que en su mano se pueden hacer".

Hace referencia también a las novedades normativas como el cambio sobre la tolerancia al alcohol al volante. "Antes la gente presumía de que con dos copitas no pasaba nada al volante". Fue clave -subraya- que en el Código Penal considere delito rebasar una cierta tasa. "Cuando se hablaba de la influencia del alcohol, cada juez lo interpretaba de forma distinta", apunta. "He visto sentencias con alcoholemia positiva -recuerda- en las que el juez señalaba que no se podía demostrar que el accidente se debiera al alcohol". "Cuando se ha establecido 0,60 delito, ha hecho mucho", concluye.

Ha resultado más costoso conseguir el control de la velocidad "pero también se va logrando, sobre todo no tanto el no rebasar la velocidad máxima permitida cuanto no alcanzar velocidades muy superiores o muy extremas", explica Andrés Fernández del Río.

Y, como colofón, el carné por puntos: "Ha marcado desde 2006 una segunda etapa para bajar la accidentalidad". En muchas ocasiones, señala, puede más el temor a perder el carné que la multa económica.

¿Y la educación vial? Supone -señala- una mejora a medio plazo. "Lo que sí hace es acicate hacia el adulto" actuando de "monitor del adulto" en ciertos momentos, con para avisar de que el padre o la madre se coloquen el cinturón, explica a modo de ejemplo.

Asiente cuando se le plantea si Huesca es una provincia especialmente complicada para la gestión del tráfico, por orografía, clima y dispersión de núcleos habitados. Sin embargo, "el conductor de Huesca, a nivel estadístico, es mejor porque se enfrenta a más variedad". "Hay más conducción en carretera, no solo en ciudad, con niebla, con hielo y hace que el conductor está mejor formado".

"Otra cosa son las estadísticas de accidentes por habitante", puntualiza. "La provincia tiene mucho tráfico inducido y se cuentan los fallecidos aquí aunque vengan de Zaragoza o Valencia, por esto no salimos bien tratados a nivel estadístico".

Andrés Fernández del Río valora también la mejoría de Huesca, ciudad en la que ha enraizado en estos cuarenta años: "Cuando vine aún había una diferencia importante entre ciudades; Huesca era más provinciana y San Sebastián era otra cosa". "La ciudad ha ido mejorando y tiene muchas ventajas; y la provincia es ideal para vivir, envidiable", concluye.