Sociedad

LA ENTREVISTA

Blas Piñar Gutiérrez: "La actitud de "los últimos de Filipinas" lleva a las victorias con uno mismo"

El general impartió este jueves la charla "Los héroes de Baler", que fueron fieles a su juramento con la patria "hasta la última gota de sangre"

Blas Piñar Gutiérrez: "La actitud de "los últimos de Filipinas" lleva a las victorias con uno mismo"
Blas Piñar Gutiérrez: "La actitud de "los últimos de Filipinas" lleva a las victorias con uno mismo"
P.S.

HUESCA.- La iglesia del pueblo de Baler, en la isla filipina de Luzón, albergó del 1 de julio de 1898 al 2 de junio de 1899 a medio centenar de soldados españoles que demostraron "el amor y compromiso con su patria hasta la última gota de sangre, con un comportamiento sorprendente que emociona fruto de un juramento con su país y su bandera".

Así lo puso de manifiesto este miércoles Blas Piñar Gutiérrez, general de Brigada de Infantería y licenciado en Derecho, quien ofreció en el Colegio de Médicos de Huesca la cuarta y última conferencia del ciclo Los Ejércitos Españoles en el Mundo, organizado por la Real Hermandad de Veteranos de las Fuerzas Armadas y de la Guardia Civil. El ponente impartió la sesión Los héroes de Baler, en la que puso de manifiesto el comportamiento humano, patriótico y militar de los llamados "los últimos de Filipinas". De ellos resaltó el valor que demostraron durante el asedio en unas circunstancias "que con el paso del tiempo resalta todavía más el valor que tuvo en esta gesta este grupo de españoles".

Recordó que desde diciembre de 1898, con la firma del Tratado de París entre España y Estados Unidos, se puso fin a la guerra entre ambos países, que habían firmado un alto el fuego en agosto.

Sin embargo, los soldados españoles desconocían este desenlace, por lo que "en medio de un total aislamiento e incluso abandono por parte de las autoridades militares de su país continuaron la resistencia durante 337 días en unas condiciones realmente difíciles y complicadas". Piñar rememoró el legado de valores que dejó este grupo de soldados, que fueron "hombres de bien".

"En aquella época los que iban a luchar a Cuba y Filipinas no pertenecían a las clases más altas. Eran personas humildes, procedentes de pequeños pueblos agrícolas, con lo que su desconocimiento de la política era grande, pero mantuvieron su palabra y su juramento con su patria y su bandera", explicó.

Valoró, que "este comportamiento ha perdido en la actualidad su significado", por lo que la entrega de "los últimos de Filipinas" "tiene hoy en día un esplendor muchísimo mayor". Desde el pueblecito de Baler ellos no sabían lo que estaba pasando y no se creyeron la noticia del final de la guerra ante la falta de pruebas fehacientes, que llegaron desde los periódicos. Sin embargo, "al conocer la verdad, vieron que la resistencia no tenía sentido y atendieron a la capitulación y entregaron la posición de Baler y las armas después de tantos días de obcecación", destacó.

Advirtió que la historia de "los últimos de Filipinas" se ha plasmado en libros y películas, no siempre con rigor con ciertos personajes como el teniente Martín Cerezo, "al que se le pone como un loco, pero que en realidad dio una lección de mando". Finalmente, consideró que la actitud de "los últimos de Filipinas" es la que conduce a las victorias, a veces no a las generales sino a las que afectan a uno mismo, a la propia conciencia ante el cumplimiento del deber".