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La Javierada oscense cumple su etapa final

Un total de 84 peregrinos llegaron a la localidad de Javier el pasado 9 de marzo

La Javierada oscense cumple su etapa final
La Javierada oscense cumple su etapa final
A.R.

La 38 edición de la Javierada desde Huesca cumplió su edición más participativa de las que se recuerdan con un total de 84 peregrinos que finalizaron la ruta de tres jornadas hasta la localidad navarra de Javier entre el 7 y el 9 de marzo.

La salida se produjo desde el Colegio Salesiano de San Bernardo, el pasado jueves 7 de marzo a las 15 horas. "En las puertas de María Auxiliadora, peregrinos y acompañantes se acomodan en los bancos de la iglesia esperando con emoción la bendición de Alfonso para proceder a iniciar la marcha después de la tradicional foto en las escalinatas de acceso al colegio", explica el organizador de la 38 Javierada en Huesca, Antonio Rico.

En esta primera jornada, el grupo se dirigió hacia la rotonda de Carrefour donde partieron de dos en dos hasta el restaurante del Sotón. Una vez allí, su propietaria, Ana Acín, les recibió con refrescos y vino caliente. Media hora después, detalla, "reanudamos el caminar con refrectantes y frontales encendidos, en dirección a Plasencia".

La amplitud del desvío a Loscorrales les permitió realizar un pequeño descanso para afrontar los últimos seis kilómetros de la jornada. En la recta del polígono de Ayerbe y antes de llegar a la localidad para cenar y hacer noche, "una furgoneta que no logramos identificar por el exceso de velocidad está a punto de originar un grave percance. Pasó tan rápido y pegado a nosotros que nos mueve con el rebufo del aire y toca con el espejo esterilla y brazos de varios peregrinos", explica Antonio Rico.

La segunda jornada y después de un buen desayuno, se reanudó la marcha a las cinco de la madrugada, tras el rezo y acción de gracias en una mañana fresca de tan solo cuatro grados y un trayecto sin coches.

A la seis de la mañana tuvo lugar una parada en Concilio. "Las carrascas que parapetan la carretera impiden en un primer momento observar la iluminación de Murillo. En tres pequeños grupos, con la debida precaución, dejamos el cruce de Riglos y cruzamos el puente sobre el Gállego", explica el organizador de la 38 Javierada en Huesca. La llegada a la localidad de Agüero se produjo con los primeros rayos de sol del día.

Un poco antes de las diez de la mañana y después de 50 minutos de descanso, retomaron la andadura por la senda ya conocida del camino de Santiago. "El cruce del barranco de Artaso es el comienzo del primero y más largo de los tres collados que superaron en la jornada, al discurrir por un frondoso pinar con bojes y carrascas", comenta. Una ascensión que, según Antonio Rico, "no se hizo dura con pequeñas lazadas que suavizan la pendiente". Durante la jornada, los participantes superaron el primer collado, de casi 400 metros de desnivel desde San Felices. Y en el ascenso del segundo collado, ascendieron otros 100 metros hasta el refugio de "Farrihuelo" (1.222 metros). En el tercero, el collado de Garrén (1.315 metros), hoyaron nieve en su ascensión.

Tras la comida en el paraje de las fuentes de Arba, la ruta siguió por la tarde y en pequeños grupos por una pista hasta el nacimiento del río Arba de Biel.

Después de unos metros más y tras desviamos a la derecha por una senda que en una suave ascensión situó al grupo en el collado de la Peña del Canto (1.236 metros). Poco después, hubo un momento para recordar con una oración a todos los "javieres" fallecidos. La maratoniana jornada de 45 kilómetros culminó tras completar los últimos 6,5 hasta Longás.

El sábado 9 de marzo y tras la acción de gracias en la iglesia de Santa María (siglo XIV), la ruta se reanudó siguiendo la carretera dirección a Lobera de Onsella donde almorzó el grupo. En esta jornada, el grupo llegó a Navardún a mediodía. Tras abandonar esta localidad bordeando la iglesia románica de la Asunción y pasando por debajo de su emblemático torreón, el grupo tomó una pista en un trazado ondulado, flanqueado por campos de cereal, hasta la carretera de Undués de Lerda y desde aquí llegaron al canal de las "Bardenas".

El rito de ajo, que repetimos siempre en este punto, limite de provincias, es una costumbre que inició Jesús Ros y que simboliza la purificación. En la "meta", señal de Javier, "nos felicitamos todos por haber terminado y realizamos una interminable colección de fotos". Al final de la jornada, ceremonia de entrega del pañuelo de la Javierada a los 17 "novatos" y dos antiguos pero jóvenes peregrinos que la realizaron por primera vez hace años.