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Una cerería creada en 1862 por una mujer, fiel a la tradición

Una mujer emprendedora del siglo XIX, Francesca Abella (Isona, Lérida), creó en 1862 la fábrica de velas Cerabella, un negocio artesanal que, 157 años y cinco generaciones después, reinventa el tradicional oficio cerero desde la esencia de su fundadora y resiste los embates de la tecnología. La cerería familiar Cerabella, con sede en Sentmenat (Barcelona), fabrica velas artesanales desde que su creadora, Francesa Abella, decidió abandonar, tras la muerte de su padre, su pueblo natal para desplazarse a Barcelona a formarse como cerera. Aprendió a dominar y a amar el oficio, y se puso al frente de un negocio "tradicionalmente regentado por hombres por el trato habitual que el oficio mantenía con la Iglesia", explica el actual director de Cerabella y quinta generación de la saga de cereros, Antoni Anglès.