Sociedad

¿QUIÉN SOY?

De José Luis Arruebo, a Pepe del Tebarray

Fue uno de los últimos nacidos en Lanuza antes de la construcción del embalse

De José Luis Arruebo, a Pepe del Tebarray
De José Luis Arruebo, a Pepe del Tebarray
S.E.

HUESCA.- Celebró este viernes su cumpleaños José Luis Arruebo, uno de los últimos nacidos en Lanuza antes de la construcción del embalse, que obligó a su familia y a los demás vecinos a abandonar sus viviendas.

Llamado con el cariñoso nombre de Pepito por su familia y amigos, fue disfrutando sus primeros años en Lanuza entre juegos con los demás críos del pueblo, travesuras incluídas, y ayudando en algunas de las labores de su familia, como cuidar corderos y vigilar que las vacas no se adentraran en propiedades ajenas, todo con la felicidad de un "mozalbete".

Pero Lanuza estaba de cambio, poco les quedaba a sus vecinos de continuar en el pueblo, y con el cierre de la escuela, Pepito fue enviado con unos familiares a Puente Sardas, para así poder seguir estudiando y acabar la EGB. Una nueva etapa en la vida, un nuevo lugar y nuevos amigos, siempre sin olvidar a los de Lanuza. A trancas y barrancas pasó del antiguo colegio Capitán Polanco al instituto de Formación Profesional, y entre cables y bombillas, aprendió a ser "chispa". Pero, por lo visto, el estudio no era lo suyo y pronto empezó a ser trabajador por cuenta ajena. Guarda buenos recuerdos de sus primeros meses como camarero en el Centro Instructivo de Sabiñánigo y después como fontanero en una empresa local.

En lo deportivo, como buen tensino, es amante del esquí y en otros años practicante, aunque su estilo siempre generó dudas; también probó con la práctica del fútbol, mostrando una "técnica depurada", sin pasar de la liga local de fútbol sala de Sabiñánigo -recibió el apodo de "Camillas"-, y además es aficionado "culé".

Cumplió "con la mili" en la otra punta de España, en Cáceres, donde hizo nuevos amigos. Al finalizar el servicio militar y con la ayuda de su familia, que ya estaba establecida en Puente Sardas, se decidió a montar el Bar Tebarray, que con el paso de los años se ha convertido en lugar de referencia en la hostelería de Sabiñánigo, para algunos santuario del guiñote, donde Pepe tiene el "título" de recibir la primera baja laboral a consecuencia de una partida de guiñote; culminó el coto con la rotura de los huesos de su mano.

La mayor parte del día lo pasa al frente de su negocio, y en las jornadas de descanso aprovecha para cuidar su huerto y retornar por el Valle de Tena, donde sigue teniendo buenas amistades. Sus vacaciones son una incógnita; al regreso siempre sorprende con los lejanos lugares que ha visitado.