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Jaime Ferrer Labadía: "En todos los deportes en Huesca ha estado el corazón de una persona"

Tras cincuenta años en el periodismo y el asociacionismo profesional, cierra su actividad quien ha sido testigo privilegiado de la evolución del ámbito al que ha dedicado tiempo e interés

Jaime Ferrer Labadía: "En todos los deportes en Huesca ha estado el corazón de una persona"
Jaime Ferrer Labadía: "En todos los deportes en Huesca ha estado el corazón de una persona"
R.G.

Durante medio siglo, Jaime Ferrer ha sido testigo directo del deporte oscense. Comenzó en "Zaragoza Deportiva", de donde pasó a "Heraldo de Aragón", y colaboró con la "Hoja del Lunes" y "Mundo Deportivo", cuya corresponsalía dejó a finales de agosto para cerrar su labor en el periodismo deportivo, del que valora sobre todo los amigos atesorados durante su trayectoria. Se retira recién cumplidos los 75 años, aunque asegura que "uno es periodista hasta el final". "Es un bicho que nos entra en el cuerpo y está ahí metido", afirma con rotundidad; y un ejemplo: "Este domingo, por primera vez he estado viendo un espectáculo deportivo en la grada y no pude evitar que se pusiera el nudo en el estómago porque al lado mío había un señor que le comentaba a otro que su nieta había sido campeona de España en un deporte, e instintivamente metí la mano en bolsillo buscando el teléfono para grabarle".

Su inicio en el oficio se produjo como un paso natural de la práctica deportiva a la redacción: era entrenador del Atlético Huesca de la Regional Preferente -relata- y le llamaban de Zaragoza Deportiva para preguntar resultado y goleadores. En la siguiente temporada le solicitaron la crónica de los equipos oscenses como el propio Atlético Huesca, el Lamusa. A los pocos meses, pasó a la delegación de Huesca de Heraldo de Aragón, de la mano de Luis Valero, delegado y Juan Antonio Foncillas, responsable de la redacción. En Heraldo permaneció más de una treintena de años de información "del deporte modesto, lo que siempre me ha gustado".

Se vivía el final de los sesenta, cuando "la mayoría de los trabajadores teníamos nuestro pluriempleo", apunta Jaime Ferrer. "Tenía una jornada completa hasta las seis de la tarde en la empresa y a partir de las seis pasaba a Heraldo de Aragón y a hacer periodismo deportivo, generalista, porque tenías que tocar todos los deportes". Con este condicionante, ha tratado disciplinas insólitas por estos lares como el béisbol: En 1974, El Alcoraz fue sede de la copa Latina sub 23 y ahí que fue Ferrer, quien se hizo asesorar de un par de jugadores españoles que no jugaron por lesión para informar de un deporte del que solo conocía lo que había leído en un manual que había solicitado a la Base Americana de Zaragoza.

Cuenta Jaime Ferrer que el periodismo deportivo tenía entonces un alcance menor que hogaño: "No éramos valorados porque tampoco hace 50 años los periódicos valoraban el deporte; mandaban al nuevo de turno, que se fogueara en deportes o al que represaliaban, entre comillas", relata.

De aquellos tiempos guarda un recuerdo particularmente orgulloso de una serie de reportajes bajo el lema "chequeo al deporte oscense" en la página del suplemento deportivo de los martes, en los tiempos del descanso dominical en las imprentas y de La Hoja del Lunes. Fueron 75 semanas para analizar cada deporte de práctica en Huesca. "La antigua delegación de Deporte nos concedió un premio al alimón a Paco Marcuello (su jefe entonces en la redacción de Heraldo de Huesca) y a mí". "Fue una gran sorpresa porque las cosas las haces por fe, por ilusión, pero nunca para que te den un premio". Llegaron más tarde tarde otras series como "personajes bajo el sol y personales desde la grada", también de grato recuerdo.

Precisamente, la fe y la ilusión de personas concretas alientan a los clubes de la provincia, apunta Jaime Ferrer: "En todos nos encontramos con esa persona que es quien realmente mantiene ese deporte en Huesca". "En todos ha estado el corazón de una persona y ha dado su vida por ese deporte", insiste. "Los llamaba cariñosamente los locos del deporte oscense y gracias a ellos tenemos el deporte que tenemos en la provincia", cuenta. ¿Y la brillantez en la alta competición en equipos? "Son ciclos", afirma. "El baloncesto duró 15-18 años, el fútbol ha cogido algo muy bueno que es vivir de la experiencia del baloncesto cuando se creó la ACB, con una liga con mayor potencial de todo".

Cincuenta años han propiciado toda una revolución tecnológica: "Somos de la generación que íbamos con el bolígrafo o el lápiz y el bloc, no había otra cosa". "No cuento los problemas que teníamos cuando ibas de enviado especial y tenías que pasar la crónica o el reportaje a talleres", comenta. "Había que pedir hasta un aviso de conferencia, porque no había medios; era lo primero que hacíamos cuando llegábamos al hotel"; "las pasabas moradas, aquella tensión que tenías que sufrir para poder pasar un escrito" relata para recordar: "Pasamos a un magnetofón que pesaba entre tres o cuatro kilos, a las grabadoras y a los teléfonos móviles y los ordenadores". Sin embargo, "se valoraba mucho la firma, ahora es más complicado, ahora un especialista en informática sentado en una silla puede ser un periodista".

¿El balance? "El periodismo deportivo me ha dado muchas alegrías". Tan conciso como claro.