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Las religiosas vicencianas de Barbastro entregan las llaves de la Residencia Casa Amparo

El acto de despedida, con numerorosos asistentes, llevó consigo connotaciones emotivas

Las religiosas vicencianas de Barbastro entregan las llaves de la Residencia Casa Amparo
Las religiosas vicencianas de Barbastro entregan las llaves de la Residencia Casa Amparo
Á. H.

BARBASTRO.- Las religiosas vicencianas han cerrado una larga historia de 152 años de servicio y entrega iniciada en la Casa Amparo el 8 de julio de 1867, que finalizó el miércoles con la Eucaristía solemne en la Catedral y el reconocimiento posterior en el Museo Diocesano. Los barbastrenses se despidieron de las últimas hermanas que han realizado su labor asistencial, continuadoras de las que llegaron a Barbastro para iniciar una larga trayectoria en el primer colegio, en el Hospital de San Julián y en la Casa Amparo. Las religiosas se fueron el miércoles de Barbastro tras firmar la entrega de llaves en un sencillo acto interno.

La ausencia no afectará al funcionamiento de la Residencia Casa Amparo que gestiona la Fundación desde el 14 de febrero de 1905 a través del Patronato del que forman parte el Obispado y el Ayuntamiento. En tareas directivas se incorporó Paqui Olivares y el secretario es Antonio Campo, concejal del Ayuntamiento. La capacidad de la Residencia es para 88 personas y la plantilla de 52 trabajadores; el sostenimiento económico se basa en recursos propios. El servicio en la capilla continuará y las Hijas de la Caridad siguen su labor en el colegio de san Vicente de Paúl.

La decisión de dejar la labor asistencial en Casa Amparo se conoció el pasado 19 de julio en una entrevista personal donde la visitadora provincial Juana María Belzunegui informó al obispo sobre la decisión, ratificada por escrito el 24 de julio. En esencia porque las religiosas "no pueden seguir colaborando por la edad y sus limitaciones, excepto la Hermana sirviente a quien se necesita en otro lugar" según consta en la carta.

Los barbastrenses refrendaron con su asistencia esta "despedida histórica" que llevó consigo connotaciones emotivas. Además de las autoridades religiosas, hubo representación municipal con el alcalde Fernando Torres y concejales de varios partidos políticos, la Visitadora Provincial, sor Juana María Belzunegui, religiosas de Zaragoza, Barcelona y otras provincias.

Todos arroparon a las cuatro hermanas, Alicia, Josefa, Ángeles y Resurección (hermana Sirviente), la única que continuará su labor de servicio porque las demás residirán en Zaragoza, retiradas.

"Las monjas tendrían que ser especies protegidas en el mundo" destacó el obispo Ángel Pérez entre las frases de su homilía en la Eucaristía que presidió con el Vicario general y con el Provincial de las Hijas de la Caridad. El prelado retrocedió hasta el 8 de julio de 1867 para recordar "una historia de 152 años de servicio y entrega" en la que recordó citas relacionadas con la historia local, entre ellas los 227 años de la fundación en Barbastro del primer colegio vicenciano en España y los 402 años del inicio de la obra social.

Se refirió a las últimas religiosas como "servidoras fieles de todas y cada una de las hermanas que han pasado por la Casa Amparo". Por su parte, la visitadora sor Juana María Belzunegui habló en términos de "vidas ejemplares desde las primeras hermanas hasta las últimas" en claves de "acierto y caridad" y dijo que nos vamos pero quedará "la huella imborrable, el caritativo celo `propio de vidas marcadas por la sencillez y el afecto vivo hacia Barbastro"

El alcalde Fernando Torres dejó claro, en su intervención, "el vacío que dejan las religiosas después de tantos años de espíritu vicenciano con labor basada en la humildad, la caridad y la sencillez al servicio de Barbastro" y expresó el "agradecimiento infinito por este servicio y la entrega total". Además, las religiosas tuvieron guardería, parvulario y escuela durante años hasta que se cerró para dedicación exclusiva a residentes.