Sociedad

LA CHISPA

Los tesoros que esconden los pasillos de Naciones Unidas

Una vidriera de Chagall, una pequeña sección del muro de Berlín, una "kiswa" -manto que cubre la Caaba de La Meca- o un mosaico romano de hace 1.700 años son algunas de las obras, regalos y pequeños tesoros que esconden los pasillos de Naciones Unidas en Nueva York. Son los mismos pasillos por los que estos días cientos de diplomáticos, jefes de Estado y de Gobierno, pululan cargados de papeles y de intenciones coincidiendo con la celebración de la 74 sesión de la Asamblea General. El emblemático revólver con el cañón anudado, obra del artista sueco Carls Frederik Reuterswärd, da la bienvenida en la entrada de la sede. Herta María Engelhart, del centro de visitantes de la ONU, explica que Reuterswärd concibió esta pieza tras la muerte de su amigo John Lennon, asesinado de un disparo en Nueva York en 1980.