Sociedad

ENTREVISTA

Beatriz Navarro: "Nunca el Atlántico me había parecido tan inmenso"

La periodista serrablesa es la corresponsal de La Vanguardia en Washington, tras pasar unos años en Bruselas

Beatriz Navarro: "Nunca el Atlántico me había parecido tan inmenso"
Beatriz Navarro: "Nunca el Atlántico me había parecido tan inmenso"
S.E.

SABIÑÁNIGO.- Beatriz Navarro es de Sabiñánigo y trabaja como corresponsal de la Vanguardia en Washington. Antes estuvo en Bruselas donde también fue corresponsal de ese periódico entre 2007 y 2018, aunque desde el 2000 ya estaba trabajando allí para otros medios de prensa escrita, radio y televisión.

¿Cómo está viviendo esta situación lejos de la familia—

Con cierta angustia, aunque, estemos donde estemos, ahora mismo todos estamos separados. Mi hermano está en Utebo y mi madre, en Sabiñánigo. Está sola pero tiene muchos vecinos y amigos muy pendientes de ella, nunca podré agradecérselo lo suficiente. En Estados Unidos también estamos confinados pero menos. En Washington tenemos orden de quedarnos en casa salvo para ir a trabajar, al supermercado o a la farmacia, pero en aras de la salud mental y física está permitido salir a airearse o a hacer ejercicio.

Aunque menos encerrados, estamos más aislados por el cierre de fronteras. Hasta que no se normalice mínimamente la situación no vamos a poder viajar a España o a Bélgica, de donde es mi familia política y saber eso es duro. Hay que ser pacientes y dar gracias porque todos estamos bien, pero nunca el Atlántico me había parecido tan inmenso.

¿Cómo se mantienen entretenidos—

Las clases pararon al mismo tiempo que en España y los niños tienen clases a distancia y deberes, pero obviamente necesitan apoyo. De eso se ocupa su padre, porque la verdad es que hasta ahora yo he tenido incluso más trabajo que antes. Y estar toda la familia en casa, cuatro en nuestro caso, da mucha faena, como también habéis descubierto en España. Por las tardes, después de llamar a la familia antes de que se vayan a dormir, hacemos manualidades con los niños, leemos y hasta he plantado borrajas, aunque no estoy muy segura de que vayan a crecer. Todos los días salimos en bici o a pasear por Rock Creek Park, el gran parque de Washington, detrás de casa. Espero que no nos lo prohíban si arrecia la pandemia porque es lo que hace mínimamente llevadera la cuarentena.

¿Cuál es la situación del coronavirus en Estados Unidos—

Aquí ha pegado fuerte en Nueva York y algunos sitios más pero la media de contagios per cápita es más baja que en Europa. Los brotes llegaron más tarde que en España y las medidas que tomaron los gobernadores de los estados (cierre de escuelas, bares, restaurantes, grandes actos públicos…) han servido para ralentizar la propagación del virus aunque es demasiado pronto para haber balance. Aquí también todos nos preguntamos qué ocurrirá cuando más pronto que tarde empiecen a levantar las restricciones y cómo va a ser esa nueva normalidad a la que nos dirigimos hasta que haya una vacuna o tratamientos realmente eficaces.

¿Qué percepción tiene de la situación en España—

Me produce una gran admiración la forma en que los españoles han reaccionado y asumido que esta es una crisis sin precedentes que requiere una respuesta colectiva fuerte y grandes sacrificios personales. Creo que el confinamiento está siendo muy duro -ojalá se suavice pronto, sobre todo por los niños- pero a la vez pienso que puede ser más efectivo que en otros sitios donde la gente se lo ha tomado menos en serio. Después de tres semanas encerrada me dio mucho coraje ver las fotos de un mercado de pescado de Washington abarrotado de gente como si no pasara nada (ahora les han obligado a tomar medidas de distancia social). Y me duele ver cómo en España se desperdicia tanta energía en atacar a los rivales políticos en lugar de canalizarla hacia algo positivo y útil, como en otros países de nuestro entorno. Ya habrá tiempo para investigar errores y, si es el caso, depurar responsabilidades.

¿Pensaba contar, escribir, sobre una crisis mundial como esta—

No, jamás, una catástrofe natural quizás, pero esto no. En mis tiempos en Bruselas he cubierto crisis financieras, migratorias, terrorismo... Nada se puede comparar con lo que está ocurriendo. Para mí, ahora como corresponsal en Washington, la historia de este año iba a ser las elecciones de noviembre, no cómo el coronavirus ha paralizado el mundo, cómo está reaccionando la primera potencia económica mundial o cómo afectará la pandemia a las posibilidades de reelección de Donald Trump.

Es periodista por vocación, ¿por dónde pasa su futuro—

Sí, vocacional, hice mis primeras prácticas en Cadena Dial de Sabiñánigo el verano antes de entrar en la universidad. Una de las cosas que nos ha robado el maldito coronavirus es la capacidad de hacer planes y de imaginar nuestro futuro… Estados Unidos estaba siendo una experiencia fabulosa a nivel profesional, personal y familiar pero ya antes del coronavirus teníamos claro que no nos íbamos a quedar aquí indefinidamente.

¿Está en sus planes volver a España—

Mientras me dedique a la información internacional va a ser difícil pero siempre he sentido que mantenía un pie en España, en casa. Para que nuestra mirada conecte con la de nuestros lectores, los corresponsales en el extranjero no podemos perder el contacto con nuestros países de origen. No se puede contar Estados Unidos de la misma manera a un lector español que a uno de Montana.