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ECOS - DE CERCA

Ana Gállego Palacio: “La esencia de la vida es vivirla y disfrutarla, porque solo hay una”

“En el somontano Debemos estar muy orgullosos del territorio, de nuestros vinos y también de nuestra gente”

Ana Gállego Palacio: “La esencia de la vida es vivirla y disfrutarla, porque solo hay una”
Ana Gállego Palacio: “La esencia de la vida es vivirla y disfrutarla, porque solo hay una”
Á.H.

Es barbastrense desde el 28 de enero de 1967 y domina el marketing, comunicación y enoturismo como directora en las bodegas Enate y Laus, en la D.O. Somontano. Reside en Barbastro cuando su trabajo se lo permite, porque lleva miles de kilómetros de caminos recorridos.

¿Cuál es el emoticono que define su personalidad?

La sevillana, sin lugar a dudas.

Genio y figura. ¿Se identifica?

Sí, creo que tengo ambas.

¿Cuál es la excitación que más le irrita?

La demagogia.

La sonrisa es el lenguaje universal de las personas inteligentes. ¿Sonreímos demasiado poco?

Sí. Sonreír nos hace sentirnos bien y si lo somos, hacemos felices a los demás.

¿Por qué vestimos tan gris los hombres occidentales?

(Risas). Eso le pregunto siempre a mi hijo cuando se viste.

¿A quién le haría usted la reverencia sin dudarlo?

Mahatma Ghandi.

¿La hipocresía cotiza al alza o a la baja?

Siempre se mantiene.

¿Es usted PSI (Persona Sobradamente Informada)?

Esas siglas me suenan más a vino… Me traen muy buenos recuerdos.

¿Quién es para usted un galáctico en su admiración?

Sin duda, mi hijo Guillermo.

Dime con quién te juntas y te diré quién eres, ¿hace un casting para seleccionar sus amistades?

No, dejo que todo fluya. Si funciona soy incondicional.

¿Cuáles son sus criterios de selección de las personas?

Los que sean afines a mí. Sinceridad, honestidad y una chispa de alegría.

¿El negocio es la negación del ocio o usted se divierte currando?

Me encanta mi trabajo. Me apasiona.

Al choque, ¿es sutil, esquiva o frontal?

Depende de con quién es el choque.

De su faceta como conductora, ¿por qué le llaman la Correcaminos?

(Risas) Muchos caminos recorridos.

Las malas lenguas dicen que en el coche es usted la pila de Duracel, que no se agota nunca.

Ahora ya no tanto, pero muchas anécdotas lo rubrican.

¿Es cierto que en la cocina de su casa tiene un chef más bonito que un San Luis?

Un sí rotundo. Además, en estos tres meses de confinamiento ha desarrollado la faceta repostera. Ha sido la guinda del pastel.

Una pregunta indiscreta, ¿qué hay de una cierta leyenda urbana de que a todos los que entrevistaban en la Enateca les miraba un tuerto?

Nos daba mucho juego a los tres implicados, Javier García Antón, nuestro malogrado Ramón Justes y yo. Una etapa muy interesante en nuestras vidas.

Entre los taninos, los malolácticos, los alcohólicos y los antocianos, ¿con quién se queda?

Como mi amigo Javier, con los antocianos….

¿Es cierto que las setas son su perdición? Lo digo porque suele perderse en el bosque.

Es cierto, me gusta perderme en el bosque…(risas).

Tal vez prefiere el Bosque de Hierro del artista Vicente García Plana entre viñedos próximos a la Bodega…

Tengo que reconocer que ambos bosques me encantan. Ayudan a relajarme mentalmente.

¿Dígame, el Arte del vino o el Vino del arte?

En Enate no es una rima casual.

¿Ha heredado la chispa propia de un electricista como su padre Benedicto que fue responsable municipal del servicio de iluminación de Barbastro?

(Risas) Sí. Heredé muchas cosas de su carácter...

¿Luis Nozaleda es presidente con muchos grados?

Muchos grados de humanidad.

¿Su marido Luis cultiva la esencia del vino a través de la cámara?

Hace sus pinitos cuando tiene tiempo.

Y si hablamos de esencias ¿qué es lo esencial de la vida?

Vivirla y disfrutarla, solo tenemos una… que sepamos.

¿Los vinos del Somontano tienen mejor gusto que imagen o aconseja beberlos sin mirar la etiqueta?

Debemos estar muy orgullosos de nuestro territorio, de nuestros vinos y de nuestra gente.