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Pili Mainé Burguete: Una vida plena entre la jota y la educación infantil

“la educación infantil me ha satisfecho totalmente, ir a clase me emocionaba... No me imagino mi vida sin la jota”

Pili Mainé Burguete: Una vida plena entre la jota y la educación infantil
Pili Mainé Burguete: Una vida plena entre la jota y la educación infantil
S.E.

Pili Mainé Burguete (Huesca, 1957), como miles de oscenses, nació en la Clínica La Inmaculada y está entre los no muchos que pueden decir "he vivido toda mi vida en el Coso Alto", enfrente de Capuchinas, y allí de niña "corríamos, jugábamos y hacíamos la vida en la calle; jugábamos con una libertad tremenda y la gente, con una paciencia de aquí te espero. Yo me lo he pasado fenomenal en Huesca, es la ciudad ideal".

De sus diferentes etapas formativas, dice: "lo mío es un poco de capicúa, empecé a estudiar en La Normal, después me fui al Instituto Ramón y Cajal y después volví a la Normal, donde estudié Magisterio por Filología francesa, e hice la especialidad de Infantil, que me ha satisfecho totalmente, me emocionaba, ir a clase cada día era para mí una maravilla y era ir a aprender un montón".

Ha sido maestra en muchos pueblos de la provincia, "y eso también me ha gustado mucho, ha sido maravilloso conocer a la gente; te dejaban, no sabías quién, leña en la puerta de la escuela para encender la estufa, salías de clase y te encontrabas unos ajetes tiernos...". Pasados los 40 años regresó a Huesca, y sabes en qué colegio acabé mi profesión, en La Normal (ahora El Parque)".

Fue además en este centro donde dio sus primeros pasos en la otra gran pasión de su vida, la jota. Su abuelo había bailado la jota -"decían que bailaba con una pierna solo, porque se ve que marcaba solo con una pierna"-, y una tía abuela -"era criticada porque bailaba después de casada"-, pero sus padres no, "aunque eran muy bailongos, oíamos música en la radio y nos poníamos a bailar. En casa no habría mucho dinero pero alegría, a raudales". Lo que comenzó como una "extraescolar", "me enganchó y desde los 10 años no he parado. Acabé en el grupo Santa Cecilia y estoy de maravilla. Me ha dado mucho la jota y no me imagino mi vida sin ella".

Suele publicar artículos en la revista Alacay, algunos relacionados con sus investigaciones sobre folclore y tradiciones, "que es también un veneno atractivo, que te engancha y quieres saber más y más. Eso es emocionante y me queda todo por aprender".

¿Qué jota le gusta bailar más? "No sabría decirte. Cada jota tiene una emoción diferente y lo importante es "que intérpretes lo que interpretes, que sea desde el corazón y con el alma, y eso es lo que me gusta".

Y tiene tiempo para "aprender a pintar en la Casa del Pintor, hago cuadros para mi familia"; "como me gustan los idiomas, cuando puedo me apunto a la Escuela de Adultos, a hacer lecturas"; da clases de danzas en el Grupo Santa Leticia de Ayerbe, "estoy con gente mayor que son maravillosos y que disfrutamos un montón, "y lo que más me gusta es estar con gente".

Sobre la covid-19 dice que "el sentimiento es de un vacío total y absoluto, pero confío que, para todos, sea el último año que tengamos que estar así. Nos tenemos que poner las pilas para entre todos sacar esto adelante, y que haya salud y trabajo para todos".