Sociedad
EN COLABORACIÓN CON huesca la magia

¿Es Huesca el destino de estas vacaciones? Es posible explorarla desde el móvil

La app oficial de Huesca La Magia es la compañera de viaje más recomendable.

Ruta de las ermitas de Tella, en Sobrarbe.
Ruta de las ermitas de Tella, en Sobrarbe.
Laura Uranga

Cuando llega el momento de planear unas vacaciones para toda la familia, la provincia de Huesca suele estar entre las principales propuestas. La variedad de opciones culturales y de ocio y la belleza de sus paisajes y localidades la convierten en destino preferente para aragoneses y foráneos. Por eso los encantos de la provincia vuelven a desplegarse para los inminentes festivos de la Semana Santa, recogidos además en una herramienta muy útil para exprimir al máximo el tiempo en el territorio: la aplicación oficial de Huesca La Magia. En ella es posible encontrar toda la oferta turística con tan solo consultar el móvil.

De este modo los amantes de la naturaleza tendrán donde elegir para disfrutar de un sinfín de atractivas excursiones para todas las edades y a golpe de clic. Por ejemplo, la que recorre los Mallos de Agüero en la comarca de La Hoya. Se trata de un sencillo sendero que atraviesa el espectacular collado formado entre la conocida como Peña Sola y la gran mole de roca de los mallos, donde parece ser que se asentó una pequeña fortificación, conocida como castillo de Peña Sola, de la que apenas quedan restos. La población de Agüero también deslumbrará a sus visitantes, a los que se les recomienda admirar su iglesia de San Salvador y Santiago, de estilo románico.

Otra inolvidable excursión para estos días puede ser la que nace del pueblo de Yebra de Basa y permite recorrer varias ermitas en un sendero en ascenso. Se pasa por la ermita del Augusto, la de las Arrodillas, San Cornello y por la de la Cueva, situadas junto a la cascada del Chorro, formando un rincón de extraordinaria belleza. La caminata concluye en lo alto, junto a la ermita de Santa Orosia.

Y es que agua y vegetación son los ingredientes principales para una jornada primaveral redonda. A este respecto, es muy aconsejable el trayecto circular a las cascadas de Arripas, de la Cueva y la del Estrecho, maravillas del Parque Nacional de Ordesa. No muy lejos de allí, en el valle de Puértolas, conocido también como las Gargantas de Escuaín, se puede hacer otra sencilla excursión con unas vistas privilegiadas del valle y del nacimiento del río Yaga.

Cascada del Estrecho.
Cascada del Estrecho.
Rafael Gobantes

Un trazado obligatorio que combina a la perfección naturaleza y patrimonio artístico es el que recorre las ermitas de Tella, en la comarca de Sobrarbe. Se trata de un recorrido de poco más de dos horas que puede hacerse también con niños y permite contemplar los pequeños templos recientemente restaurados.

Continuando con la nómina de excursiones top para hacer esta Semana Santa, destacan los caminos de los Mallos de Riglos, que permiten contemplar sus cortados interminables, observar el vuelo de las rapaces que anidan en sus paredes o sorprenderse con el avance de los escaladores que, venidos de todo el mundo, desafían los límites de la práctica deportiva.

Por último, merece la pena mencionar la sencilla pero vertiginosa excursión al histórico Congosto de Entremón. Altas paredes de roca delimitan un estrecho pasillo fluvial del Viejo Sobrarbe, donde se une el embalse de El Grado con la presa del pantano de Mediano, al que los viajeros del siglo XIX temían, al mismo tiempo que admiraban por su belleza. En primavera el olor a tomillo y romero hacen del paseo una experiencia sensorial fantástica.

Paradas en el medievo

El Alto Aragón es una tierra de tradiciones, llena de historia y con numerosos rincones que atestiguan su pasado y destacan por su belleza. Ejemplo de ello son los pueblos medievales de la provincia de Huesca, que bien merecen una visita esta Semana Santa.

Vista general de Aínsa
Vista general de Aínsa
Laura Uranga

Para admirar al primero de ellos hay que hacer una parada en Sobrarbe, pues Aínsa es, sin duda, una de las villas que mejor ha conservado en su casco antiguo su esencia medieval. Fue declarado Conjunto Histórico-Artístico en 1965 y guarda un encanto que solo se puede descubrir paseando por sus empedradas calles. Si se parte de la plaza y se toma la calle Mayor se pueden observar fachadas importantes. Entre sus joyas, están, además de la plaza medieval, el castillo, cuya Torre del Homenaje se construyó sobre restos árabes en el siglo XI, y la iglesia de Santa María, que data de finales del siglo XI y mitades del siglo XII.

Otro rincón de la provincia que hace retroceder varios siglos es Alquézar. Su pasado medieval le otorgó un plano irregular, de calles estrechas. También está declarado como Conjunto Histórico-Artístico, que acrecienta su atractivo con el paisaje del río Vero. Se recomienda pasear por su casco hasta alcanzar su castillo y la colegiata de Santa María, ambos románicos. Igualmente no se puede dejar de ver la parroquia de San Miguel o la plaza Vieja porticada.

Con mucha historia en sus casas, puentes e iglesias se levanta la villa de Graus. Aún se conservan tres puertas en su muralla, pero lo más destacable es el urbanismo de su Plaza Mayor, donde además de ver su planta, es posible disfrutar de todos los estilos arquitectónicos que ahí se dan cita, incluido el Ayuntamiento de Graus, con arquería mudéjar. No hay que pasar por alto la basílica de la Virgen de la Peña. Una iglesia a la que hay que entrar para disfrutar de su claustro y para visitar el Museo de Iconos. Además hay una bella vista sobre Graus y los valles del Isábena y el Ésera.

En La Ribagorza también se encuentra Roda de Isábena, un pequeño enclave sobre un promontorio. Allí, en el siglo X, se levantaba una atalaya de vigilancia y además se convirtió en la sede episcopal y capital política de la comarca. Por eso, a día de hoy, este pequeño enclave del Pirineo puede presumir de su catedral de San Vicente, un joya románica. Merece la pena su visita, para después caminar por el pueblo y disfrutar de las impresionantes vistas que hay desde allí.

Entre los pueblos que podrían visitarse los próximos días festivos cabe mencionar Pueyo de Araguás, ubicado en lo alto de un cerro alargado sobre el barranco de El Soto, a los pies de La Peña Montañesa. Su perfil irregular se dibuja en el paisaje como una réplica a menor escala de la gran mole de piedra que lo cobija. Este núcleo ha sabido conservar el especial encanto que marcaron en siglos pasados sus habitantes y los monjes que, en su trayecto al monasterio de San Victorián, situado a 9 kilómetros, hacían su parada habitual en este núcleo para meditar y transmitir su cultura. Los vecinos y vecinas de esta localidad, que en su día estuvo fortificada para protegerse del enemigo, han rehabilitado sus casas respetando las construcciones tradicionales y el entorno del Pirineo.

La lista de pueblos que evocan el pasado la termina Montañana. Este pequeño municipio ribargozano es un rincón casi desconocido, que pertenece a Puente de Montañana. Por su casco antiguo y la armonía que desprende, fue declarada Patrimonio Histórico-Artístico y Bien de Interés Cultural, dos apellidos que merece por su legado medieval.

Pura adrenalina

La belleza natural de la provincia de Huesca no solo se admira, sino que también se puede disfrutar de manera activa. La oferta de deportes de aventura es muy amplia en el territorio e incluye una interminable lista de actividades increíbles que, además, cuentan con todas las garantías para realizarlas con la máxima seguridad. Escalada, senderismo, esquí, rafting, barranquismo, parapente, bicicleta de montaña, carreras de montaña... Huesca es, sin duda, el paraíso de deportistas y atrevidos.

Barranquismo en la provincia oscense.
Barranquismo en la provincia oscense.

Por un lado, la provincia cuenta con la certificación Territorio Bikefriendly, lo que significa que Huesca es un ‘territorio amable’ para todo tipo de amante de la bicicleta en el que existen un sinfín de rutas, empresas especializadas, alojamientos y espacios BTT.

Ya en la primavera los deportes acuáticos empiezan a ser apetecibles y, en este sentido, el rafting es uno de los más divertidos para hacer en grupo. Los ríos Ésera, Gállego, Cinca, Ara e Isábena ofrecen sus cursos y meandros a los visitantes para que experimenten inolvidables emociones sobre el agua.

Y para los que buscan otro tipo de aventuras, las rutas en moto o en caballo, el vuelo en parapente o el barranquismo también se ponen a disposición de los más atrevidos. Incluidos los niños, para los que también son aptos estos planes.

Comer en bordas

Platos tradicionales, como carne a la brasa o las migas a la pastora, así como guisos y productos de la zona es lo que distingue la carta de las bordas de Huesca, en especial en los valles de Hecho y Ansó. Una borda es una construcción aislada que se empleaba generalmente para resguardar el ganado o para almacenar productos agrícolas, especialmente comida para los animales, hoy en día se han transformado en codiciados restaurantes que cuentan con un entorno espectacular. Alejadas de los núcleos urbanos, estos establecimientos pueden presumir de cocina típica, precios asequibles y calidad garantizada.

Es posible destacar la Borda Chiquín en Ansó, cuya fama deriva de sus migas de pastor, sus carnes a la brasa, las cuajadas caseras y el queso del Roncal con membrillo. También se borda el ajoarriero, las judías blancas y los estofados. Igualmente en los alrededores de Ansó, se hallan la Borda Arracona, que destaca por sus carnes y parrilladas, y la Borda Nadal, que también despunta en las preparaciones a la brasa y las migas. Ya en las afueras de Hecho, se encuentra Borda Bisaltico, concretamente en la carretera de Gabardito. Se distingue por su terraza panorámica y, desde el punto de vista gastronómico, por el chuletón con patatas y pimientos, lo mismo que el solomillo y las migas caseras.

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