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El “turismo de borrachera” agita el debate político

Las aglomeraciones en las calles y las fiestas ilegales, entre las armas arrojadizas en la precampaña electoral madrileña

La Policía Municipal de Madrid intervino en variasfiestas ilegales el pasado fin de semana.
La Policía Municipal de Madrid intervino en varias fiestas ilegales el pasado fin de semana.
S.E.

Las aglomeraciones en calles céntricas de Madrid, las fiestas ilegales y la llegada de turistas extranjeros para disfrutar de medidas de ocio más laxas que en sus países se han convertido en arma arrojadiza durante la precampaña electoral, en la que ya se ha acuñado el término “turismo de borrachera” que niegan unos y denuncian otros.

Las fotos y vídeos el fin de semana de jóvenes bebiendo alcohol en las calles madrileñas más allá del toque de queda han calentado el debate político, aunque Madrid no ha sido el único punto donde se han registrado fiestas, botellones y aglomeraciones.

En Andalucía, el Domingo de Ramos se pudieron ver colas dando varias veces la vuelta a las iglesias en una Semana Santa desprovista de procesiones, hasta el punto de que las masificaciones en su capital, Sevilla, solo se diferenciaban respecto a años anteriores por la falta de pasos en las calles.

Los macrobotellones que se registran en el paseo del Born de Barcelona en las últimas semanas llevaron al consistorio a precintarlo el pasado sábado y en zonas turísticas como Gran Canaria se ha reforzado desde este lunes la seguridad de la playa de Maspalomas.

En Madrid, foco de la noticia estos días, se registraron el pasado fin de semana menos fiestas o reuniones ilegales en domicilios de la capital en comparación con el puente de San José (353 frente a 474) y su alcalde, José Luis Martínez Almeida, achacó los tumultos en las calles al cierre perimetral impuesto esta Semana Santa en todas las comunidades autónomas.

En la misma línea, la presidenta madrileña, Isabel Díaz Ayuso, atribuyó la competencia para evitar concentraciones al Gobierno de Pedro Sánchez, el responsable, dijo, de los controles en los aeropuertos y estaciones de tren, porque el “problema no es si viene un francés a Madrid a beber, es si viene o no contagiado”. “Mientras se cumplan las normas, que yo sepa, un francés no contagia más que un chamberilero”, según Ayuso, que criticó que otros partidos hablen de turismo “de borrachera” cuando a las 23:00 horas se “cierra todo”.

"Mientras se cumplan las normas, un francés no contagia más que un chamberilero"

Unas declaraciones que contestó la ministra de Asuntos Exteriores, Arancha González Laya, afirmando que el Gobierno “sigue escrupulosamente” las recomendaciones europeas en materia de fronteras. “Me gustaría también que se hicieran cumplir al pie de la ley las recomendaciones comunitarias en el interior de las comunidades autónomas”, añadió.

Pese a las críticas y a la recomendación de la Comisión de Salud Pública de endurecer los aforos y restricciones en lugares cerrados, el Gobierno de Madrid no tiene previsto tomar medidas más restrictivas.