Aragón

ALTO ARAGÓN - COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN DE HUESCA

Francisco Santolaria, ganadero de Molino de Villobas: "Sin ganadería extensiva, perderemos gente, pastos y el turismo irá detrás"

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Francisco Santolaria, ganadero de Molino de Villobas: "Sin ganadería extensiva, perderemos gente, pastos y el turismo irá detrás"
Francisco Santolaria, ganadero de Molino de Villobas: "Sin ganadería extensiva, perderemos gente, pastos y el turismo irá detrás"
E.P.

HUESCA.- El diagnóstico está claro: un problema de rentabilidad de las explotaciones ganaderas de montaña. La solución es urgente por dos razones: mantener el medio ambiente y, sobre todo, la población. Así lo resume Francisco Santolaria, ganadero de Molino de Villobas (Sabiñánigo), en el acceso a la carretera de La Guarguera (A-1604) desde la cara norte de Monrepós. Alerta de que "si los municipios del Pirineo se quedan sin ganado, el coste económico para la sociedad será más alto". "Se perderá la gente, los pastos, la montaña será todo un monte, y el turismo irá detrás". Por ello, advierte de que mantener la ganadería supone también frenar la despoblación.

"Y entonces qué haremos, ¿poner ovejas públicas?", reflexiona. "Si no se toman medidas, llegará un momento en el que sobrevivirán unas cuantas explotaciones en las zonas más favorecidas, pero se abandonarán valles completos en la montaña", alerta Santolaria. Es una de las tres familias de La Guarguera, las otras dos viven en Arraso y Castiello de Guarga, que no solo mantienen su ganado sino sus pueblos vivos.

Santolaria reflexiona al hilo de la reivindicación de Adelpa, la Asociación de Entidades Locales del Pirineo Aragonés, que esta misma semana ha anunciado actuaciones en defensa de la ganadería extensiva de montaña. Su objetivo es "concienciar de la urgente necesidad de actuación por parte del Gobierno autonómico". Su queja va acompañada de las "Propuestas de actuación para la reestructuración de la ganadería extensiva en el Pirineo Aragonés", que ya presentaron ante la Comisión de Desarrollo Rural y Sostenibilidad de las Cortes de Aragón, y sobre la que esperan una respuesta del Gobierno de Aragón.

"Los ayuntamientos del Pirineo apuestan por pequeñas explotaciones extensivas familiares, porque las grandes explotaciones son inviables territorial y medioambientalmente en la montaña", indica Adelpa, en alusión a la apuesta del consejero de Desarrollo Rural, Joaquín Olona, por el aumento de las "dimensiones económicas".

"Es una dificultad estar en montaña porque domina el minifundio, con fincas pequeñas y accesos difíciles, por lo que no es posible tener grandes explotaciones", asegura el ganadero. "Precisamente lo que hemos estado haciendo en los últimos 30 años es una economía de escala, porque como el precio del cordero no subía en proporción a la vida, teníamos que ir poniendo unas pocas más", explica Santolaria.

Sin embargo, esta fórmula llega un punto que es "peligrosa" y puede "arruinar" la explotación. Con su hermano, han llegado a tener 1.700 ovejas y contrataron a un pastor. Sin embargo, "cuantas más ovejas, más riesgos. Es un error total", señala. Ahora, tienen entre 900 y 1.000, pero estima que con 400 debería ser suficiente para vivir porque, "si no se consigue, será difícil que en el futuro haya gente que trabaje de esto". Por ello, apunta que a ver qué pasa con la próxima reforma de la PAC, porque será clave.

¿CÓMO ES LA GUARGUERA?

Y especialmente en su zona, donde solo quedan tres familias con ganado. En su casa aislada aún vive su familia y, por delante, especialmente la generación anterior, ha visto marchar a muchos vecinos del valle para no volver. "El temor de los municipios del Pirineo es quedarse sin ganado", advierte. "¿Cómo apagaremos el fuego?", se pregunta.

La Guarguera es de las áreas con más problemas de despoblación de la provincia de Huesca y, aunque parte de sus núcleos quedaron deshabitados con el éxodo rural del pasado siglo, diecinueve sobreviven aunque con muy poca población.

Aineto es el núcleo más poblado de la zona con 32 habitantes, seguido de Solanilla, con 14. Son dos localidades del Gobierno de Aragón ocupadas legalmente, la primera desde hace casi 40 años por el colectivo Artiborain que aboga por el retorno al medio rural.

Ninguno de los otros núcleos superan los 10 habitantes. Bara cuenta con 9, después de perder uno en el último año, aunque no todos viven allí. En Gillué hay 9 (tras perder 1), con un restaurante y una casa de turismo rural, por lo que hay mucho trasiego, detalla la concejal de Pueblos de Sabiñánigo, Isabel Mañero. En Laguarta, hay siete empadronados, vive una familia, pero ha perdido un habitante que llevaba el albergue. Ahora, después de diez años, se sacará la explotación a concurso. En Lasaosa también hay una casa de turismo rural y muchas otras arregladas, por lo que el pueblo está "vivo", pero no figura ningún empadronado. Además, está Belarra (5), Bentué de Nocito (1), Cerésola (5), Gésera (8 tras perder 1), Grasa (2), Molino de Villobas (4), Ordovés (2), San Esteban de Guarga (4) o Yéspola (2). En Fablo (1) no hay ni una casa en pie, pero sí tiene antiguos vecinos vinculados.

En Used, hay un vecino empadronado y, por fin, este año ha llegado a luz a las casas, con la financiación del Ayuntamiento de Sabiñánigo y la Diputación Provincial de Huesca. "Pero estamos en el siglo XXI", apunta Mañero para expresar que ya era hora, al tiempo que recuerda que un vecino le dijo emocionado que era un día "histórico". Falta Cerésola, núcleo con varias casas, donde tienen farolas solares en las calles.

En esta situación, Francisco Santolaria -que se presenta a la Alcaldía de Sabiñánigo por el PP- entiende que es fundamental la labor de la ganadería, aunque calcula que entre las tres familias que aún tienen ganado no pastarán ni una quinta parte de La Guarguera. "No queremos que se abandonen los territorios porque se hace una labor ambiental", señala.

Las otras familias viven en Arraso, con cinco miembros, y en Castiello de Guarga, con seis. En este último núcleo, Mañero apunta que la Diputación Provincial está construyendo un depósito de agua para evitar que puedan quedarse sin suministro.

A pesar de la escasa población, hay un movimiento vecinal, Guarguera Viva, al que está vinculado Francisco Santolaria, para reivindicar mejoras como la de la carretera A-1604 que vertebra la zona y permite el acceso por el norte a la Sierra de Guara, así como el ramal que lleva hasta Nocito.

Sin embargo, ve complicado el mantenimiento de la actividad si no se adoptan medidas. A su juicio, con los recortes presupuestarios para las ayudas de los años 2010-11, agravaron el problema. Y ahora, dice, hay un problema de "continuidad" porque un joven no ve su futuro en una actividad poco rentable en la que además hay que trabajar mucho.

Adelpa mantiene que "la ganadería en zonas de montaña no es solo una cuestión que competa a las políticas agrarias, es una cuestión que afecta de forma decisiva al medio ambiente, a la biodiversidad, a la organización del territorio, y a la sociedad en general". En definitiva, a la despoblación.