Aragón

ALTO ARAGÓN - COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN DE HUESCA

Doce nuevas familias han llegado al Somontano en dos años con el programa Pueblos Vivos

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Doce nuevas familias han llegado al Somontano en dos años con el programa Pueblos Vivos
Doce nuevas familias han llegado al Somontano en dos años con el programa Pueblos Vivos
C.S.

HUESCA.- El requisito principal es querer vivir en un pueblo. Para que una familia se asiente en el medio rural, es más importante el deseo que tener un empleo. Este último llegará. Sin embargo, está demostrado que cuando eligen un pueblo solo por un puesto de trabajo, tarde o temprano hacen las maletas. Tras más de dos años de andadura del proyecto Pueblos Vivos, para atraer nuevos pobladores al Somontano, es una de las conclusiones a las que ha llegado la técnico Patricia Sanchón. Durante este tiempo, se han asentado ya 12 familias con niños y, en estos momentos, se está tramitando la llegada de ocho o nueve más.

"El problema de la despoblación es trasversal y hay que abordarlo desde distintos ámbitos. No se puede revertir al 100 % pero podemos ayudar y lo que está claro es que el cambio se tiene que producir desde lo local", asegura Patricia Sanchón, convencida de que es fundamental conocer el territorio para ver las necesidades.

Pueblos Vivos es un proyecto de cooperación entre grupos de acción local: Agujama, de Gúdar-Javalambre y Maestrazgo, en Teruel; Adefo, en las Cinco Villas en Zaragoza; y Ceder Somontano. En el Alto Aragón, se sumaron desde el inicio: Castillazuelo, Huerta de Vero, Buera, Alquézar-Radiquero, Azlor, Azara, Peraltilla, Laluenga, Estada, Castejón del Puente, El Grado, Colungo, Estadilla, Abiego-Alberuela de Laliena, Pozán de Vero, Salas Altas y Salas Bajas. Estos últimos siete son los que han recibido a las familias. Recientemente se han sumado Lascellas-Ponzano, Peralta de Alcofea y Bierge, aunque en estos dos últimos todavía no existe el acuerdo de pleno.

Desde el convencimiento de intervenir desde lo local, Pueblos Vivos ha creado una red de colaboradores en todos los municipios -vinculados al ayuntamiento, a asociaciones o simplemente vecinos- para conocer la información de posibles empleos, viviendas disponibles... Se les da formación y se hacen talleres de sensibilización.

Ahora quiere instalarse una pareja compuesta por un profesor de inglés y una enfermera, que no tendrán problema para trabajar en Barbastro, por lo que su requisito es que exista buena comunicación desde el pueblo. Y es que el empleo no es el principal problema para que lleguen nuevos vecinos al Somontano, donde es difícil cubrir vacantes de oficios como electricidad o mecánica así como peones agrícolas. En el boletín de empleo "redemprendeytrabaja.somontano.org", en el que colabora la Comarca del Somontano y los ayuntamientos, siempre hay ofertas.

EL PERFIL DEL NUEVO POBLADOR

El perfil de los que se interesan por el programa Pueblos Vivos es de profesionales de unos 30 años con formación universitaria, en muchos casos con experiencias vitales fuera de España, que quieren volver, pero no a ciudades como Madrid o Zaragoza, apunta Patricia Sanchón. También hay solicitudes de familias a las que les mueve la necesidad de encontrar trabajo, "pero es más difícil que sigan adelante". En estos más de dos años que lleva el programa, han recibido 140 consultas. También hay nuevos pobladores que vuelven a la casa de sus padres o abuelos con proyectos empresariales, a los que se les ayuda desde Ceder Somontano.

Aunque compartan el problema de la despoblación, la situación de cada municipio es diferente. La ventaja compartida es que todos los pueblos están a 20 o 25 minutos de Barbastro. Colungo, por ejemplo, es de los más alejados y, aunque puede haber trabajo por la Sierra de Guara, es difícil encontrar vivienda porque se destina más a apartamentos turísticos. Hoy, esta localidad acogerá la I Jornada para Asociaciones del Somontano "Pueblos vivos enredados", con el objetivo de dotar de nuevas herramientas a las asociaciones, mostrar ejemplos de buenas prácticas, incentivar la creación de otras y generar espacios de encuentro".

Por el contrario, hay otros pueblos como Laluenga, donde hay casas para vender, pero no alquilar. En este sentido, "los ayuntamientos hacen esfuerzos por habilitar viviendas municipales. El problema no es la falta sino la adecuación o a veces los precios", comenta Sanchón.

Para estos casos, la Diputación Provincial de Huesca tiene un programa de ayudas a los municipios, pero además envió propuestas al Gobierno central para alentar cambios legislativos que permitan a las administraciones locales invertir sus recursos para impulsar rehabilitaciones, compras o acelerar declaraciones de ruina.

Si algo ha cambiado, "es que la gente joven apuesta por quedarse, que durante muchas décadas estaba mal visto. Es un trabajo de tiempo eliminar esos perjuicios del ambiente rural". Con todo, admite que hay gente joven a la que le gustaría quedarse pero "faltan oportunidades laborales". Al final, "es como una orquesta, que todos los instrumentos tienen que tocar a la vez", indica Sanchón.