Aragón

ALTO ARAGÓN - COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN DE HUESCA

El colegio "burbuja" de Senegüé empieza con tres alumnos y amenazado de cierre

La Asociación de Vecinos intenta evitar la desaparición de un centro que funciona desde 1883 y defiende las ventajas de la escuela rural por su espacio, la metodología educativa y, ahora en plena pandemia, por la seguridad

El colegio "burbuja" de Senegüé empieza con tres alumnos y amenazado de cierre
El colegio "burbuja" de Senegüé empieza con tres alumnos y amenazado de cierre
A.V.S.

La escuela de Senegüé, en el municipio de Sabiñánigo, ha comenzado el curso 2020-2021 con tres alumnos de 6º de Primaria. El año que viene acudirán a Sabiñánigo para empezar con Secundaria y si no ocurre un milagro, esta escuela rural cerrará sus puertas. Desde siempre, a ese centro acuden también los niños y niñas de Sorripas. Estos núcleos se encuentran uno frente a otro, solo les separa la carretera N-260.

Los dos pueblos con sus vecinos, alcaldes, profesora de la escuela, padres y madres de alumnos, Asociación de Vecinos de Senegüé y Sorripas, etc. llevan varios años promocionando este centro y buscando nuevos vecinos, familias con niños que se instalen en estos pueblos para que los chavales acudan a la escuela y esta no tenga que cerrar. Para el próximo curso, los esfuerzos no han dado los frutos esperados. "Nos duele mucho que la escuela más antigua de nuestro municipio pueda cerrarse cuando más atenciones, equipamiento y posibilidades ofrece", explica el presidente de la Asociación de Vecinos, Toño Pardo.

Este curso hay alumnos suficientes, se cumple la ratio mínima que exige Educación y no corre peligro. "Pero el problema está muy cerca, ya que a su finalización, y de no haber nuevas matriculaciones, el curso 2021- 2022 sí que correría peligro. Aunque Educación y su directora provincial siempre ha sido receptiva a nuestros problemas y trabajamos en conjunto buscando soluciones, sería difícil mantener esta escuela sin alumnos suficientes. Por ello, hemos estado difundiendo el colegio e intentando hacer ver que era también una buena opción para muchas familias, pero finalmente la escuela ha comenzado solo con tres alumnos".

UNA OPCIÓN PARA REDUCIR LAS RATIOS EN SABIÑÁNIGO

Cuando empezó el periodo de matriculaciones, los pueblos de Senegüé y Sorripas habían ofrecido su escuela "para descongestionar un poco algunas aulas de Sabiñánigo y al mismo tiempo revitalizar los valores y beneficios y métodos educativos de la escuela rural, como es el caso de la nuestra de Senegüé". Argumenta Toño Pardo que en la situación creada por la covid, "esta escuela ofrece una garantía de seguridad gracias a su baja ratio, su amplio espacio y su metodología educativa. Son múltiples los beneficios que ofrecen las escuelas unitarias para el desarrollo del alumnado y ahora se añade el de escuela segura". Educación ha considerado no mover las aulas de los colegios de Sabiñánigo y Senegüé ha abierto el curso con tres alumnos.

Se da la paradoja que tanto en Senegüé como en Sorripas, hay niños y niñas en edad escolar de Infantil y Primaria que acuden a colegios de Sabiñánigo, bien por comodidad de las familias, bien porque al contar con comedor les resulta más fácil conciliar a los padres y madres, o bien porque las familias son libres de elegir. En esta situación habría unos diez chavales. "Senegüé viene luchando desde hace años por mantener su escuela. Hubo que buscar familias porque no había niños en Senegüé y Sorripas, pero ahora es diferente, hay niños en edad escolar que podrían ir a esta escuela pero las familias no están interesadas en llevarlos a una escuela rural y apuestan más por otros centros con más niños y eso lo está pagando nuestra escuela rural. En algunos pueblos la problemática es que no hay niños y aquí es lo contrario, hay bastantes pero ha cambiado la dinámica. Esta escuela tiene más medios que nunca, está más equipada que nunca y, entonces, tenemos un grave problema. Una vez que se cierre es muy difícil que se vuelva abrir".

La escuela de Senegüé se construyó en el siglo XIX, en 1883, y desde entonces ha sido el lugar donde las generaciones de Senegüé y Sorripas han iniciado su educación. El edificio donde está ubicada se construyó al mismo tiempo que la casa del maestro, "condición que el Ministerio imponía a los municipios en esa época para dar vivienda al docente", comenta Toño Pardo. La casa del maestro es hoy en día parte del espacio dedicado al Centro de Interpretación de los Glaciares.

Elena Larraz es la madre de Rubén, uno de los tres alumnos que han comenzado el curso en la escuela de Senegüé. "Yo soy de Sabiñánigo pero llevo 20 años viviendo en Senegüé y mi hijo mayor, que está en la universidad, ha ido a esta escuela y ahora está el pequeño y nunca hemos tenido aquí ningún problema. Los tres alumnos que hay ahora, pasarán el año que viene a Sabiñánigo y ahí acabara la historia de la escuela de Senegüé".

"DESCONOCIMIENTO DE LA ESCUELA RURAL"

Elena Larraz dice que ellos están "encantados" con la formación que reciben aquí estos chicos. "Pienso que la gente tiene desconocimiento hacia las escuelas rurales y hay familias a las que les parece que en un colegio más grande hay más recursos, salen mejor preparados, y también quieren que vayan con más niños para que socialicen mejor. Cada familia tiene sus circunstancias y los padres y madres eligen libremente a qué colegio quieren llevar a sus hijos y están en su derecho, nadie lo critica. Por nuestra parte siempre hemos respetado esas decisiones y jamás hemos tenido ningún problema de convivencia".

Esta familia considera una "buena elección" la escuela rural. "Mi marido ya fue a esta escuela y mi suegro que tiene 93 años también, y mis dos hijos. Consideramos que pasan muy bien preparados al instituto. Aquí al estar tan poquitos reciben como clases particulares. Desde mi experiencia, puedo decir que ha ido todo muy bien. Pero también pienso que una cosa es vivir en el pueblo y otra es vivir el pueblo. Han venido familias a vivir a Senegüé o a Sorripas y han elegido el grado de integración que quieren tener con los vecinos o de complicidad con el pueblo".

Asimismo, esta madre añade que no solamente no hay interés por la escuela, "tampoco hay interés por un vecinal o para acudir a un llamamiento para la limpieza de algo en el pueblo, es un poco todo, esa es la pena que tenemos, pero todo es muy respetable".

Elena Larraz destaca el trabajo de la maestra Laura Montañés que ya lleva aquí varios cursos así como de quien le precedió, Inés Buisán, que pasó en esta escuela sus últimos 28 años de docente antes de la jubilación. "La escuela está muy bien dotada, y además, llegan todos los maestros de materias especiales y los objetivos son los mismos que los de un colegio grande, qué más se puede pedir", comenta.