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COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE HUESCA

Carmen Pérez visibiliza desde Castilsabás la agricultura familiar y el valor de la mujer rural

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Carmen Pérez Mur disfruta de la tarde en el porche de su casa en Castilsabás junto a su perro
Carmen Pérez Mur disfruta de la tarde en el porche de su casa en Castilsabás junto a su perro
S. E.

EL PÚBLICO del Palacio de Congresos de Huesca rompió en una sonora ovación cuando escuchó el nombre de Carmen Pérez Mur el pasado miércoles como la ganadora del premio Fademur 2023.

Visiblemente emocionada (como todos los presentes), rota después de toda una vida dedicada al campo altoaragonés y tras haber superado un cáncer de mama, Carmen articuló tan sólo unas pocas palabras que fueron dirigidas a sus compañeros de UPA Aragón.

“Gracias de corazón, sin vosotros no habría podido salir adelante en este proceso. Sin vuestro apoyo habría sido imposible. Por estar a mi lado, os estoy muy agradecida”, confesó la ingeniera agrónoma natural de Sesa, antes de fundirse en un abrazo con sus compañeros y cerrar una edificante jornada en el Día Internacional de la Mujer Rural.

Carmen Pérez Mur recibió el pasado miércoles el premio Fademur 2023 rodeada de sus compañeros de UPA Aragón.
Carmen Pérez Mur recibió el pasado miércoles el premio Fademur 2023 rodeada de sus compañeros de UPA Aragón.
Verónica Lacasa

Su historia, igual que la de miles de mujeres del Alto Aragón, está llena de obstáculos y grandes luchas de las que ha salido adelante gracias a su amor por el medio rural.

“Es muy difícil vivir hoy en día en entornos tan pequeños y con tan pocos servicios. Fademur nos visibiliza a todas las mujeres rurales”, asegura la altoaragonesa, cuyo camino empezó a dibujarse en el año 2018.

Viviendo en la capital oscense y desarrollando su carrera como ingeniera técnica agrícola en UPA Aragón, Carmen tomó la decisión de mudarse a Castilsabás, lugar de origen de su pareja.

Con ello buscaba la cercanía, la serenidad y la paz que da el entorno natural, además de estar más cerca de los agricultores, profesión que ejerce su pareja y con quien quería formar un núcleo familiar. Buscaron diferentes viviendas, sin demasiada suerte, hasta que consiguieron comprar una parcela de olivos centenarios en la que había una pequeña edificación que han adecuado y que se ha convertido en su hogar.

“Nos acogieron con los brazos abiertos”, valora. Así, pasaron a formar parte de una pequeña comunidad de 16 vecinos dentro del municipio de Loporzano, que aglutina 15 núcleos y alberga alrededor de 500 habitantes en la Comarca Hoya de Huesca.

Su labor de apoyo y gestión administrativa de los agricultores es fundamental a la hora de fijar población en el territorio, ya que “permite que una familia pueda vivir y desarrollarse en el medio rural, lo que trae a su vez más servicios”, apunta.

Por ello reivindica que “la agricultura familiar sea el motor de los pequeños municipios”, además de una PAC “más inclusiva y feminista”, que ayude a las mujeres a emprender y mantener su propio proyecto agrícola.

“A pesar de ser una profesión que está muy poco valorada, UPA Aragón tiene un gran equipo de ingenieros técnicos agrícolas que saben cómo viven los agricultores, lo que necesitan y que son una pieza fundamental para mantener el entorno rural”, señala.

Crecimiento personal

Transitando este camino, Carmen tuvo que hacer frente a uno de los momentos más complicados de su vida. “El día que me diagnosticaron cáncer de mama, automáticamente le dije a mi ginecólogo que estaba convencida de que todo iba a salir bien y que de esto saldría más fortalecida”, recuerda.

“Es verdad que la palabra cáncer significa para todos algo negativo y tenemos que normarlizarla. Me gustaría dejar claro que debe servir para que todas las personas que se vean en esta situación la afronten como un proceso de crecimiento personal, no como una lucha”, señala.

Carmen apunta que el ejemplo que pueda dar ella con su experiencia a esas personas que estén en su situación está en que “te hace ser más fuerte, mejor persona y ver las cosas de otra manera”.

“Me veo a mí misma muy contenta y muy feliz. Tenía en mi interior algo que me decía que esto iba a salir bien. Ahora estoy pasando ‘procesos de ITVs’ como digo yo. Espero que salgan bien pero, si no es así, volveré a retomar el proceso. Considero que ha sido una etapa de crecimiento personal. Sólo puedo decir que he tenido mucha suerte y hago un llamamiento para todas aquellas personas que me lean que la prevención del cáncer de mama y de colón está en nuestras manos. Es fundamental que todos nos convenzcamos que con una simple revisión, como fue mi caso, se puede detectar la enfermedad y darle solución”, dice.

Por el momento, el sitio de Carmen está en Castilsabás, donde es feliz y ha encontrado su manera de vivir, pero no descarta nada. “En la vida nunca hay nada definitivo. En este momento sabemos que este es nuestro sitio, pero si en el día de mañana nos ocurre cualquier cosa que nos haga tomar otra decisión o nos haga cambiar de forma de vida, la aceptaremos como venga y trataremos de disfrutarla. Pienso que hay que vivir la vida y disfrutarla en el momento e ir avanzando paso a paso”, concluye esta gran mujer rural del Alto Aragón.