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COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE HUESCA

Las mujeres Sesé sitúan a Tella en el mapa del mejor turismo

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Isabel Sesé -en pie- con las hermanas Lourdes y Elena Sesé.
Isabel Sesé -en pie- con las hermanas Lourdes y Elena Sesé.
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Hace 35 años que Feliciano Sesé y Milagros Sesé levantaron en Lamiana un pequeño restaurante con el que dar servicio a los visitantes que accedían al Parque Nacional de Ordesa y Monte Perdido por una de sus entradas menos conocidas, la del valle de Escuaín.

Un tiempo después, la familia incorporó al establecimiento un hotel de montaña, porque la experiencia emprendedora funcionaba y cada vez llegaban más visitas al territorio.

El trato cercano, la calidad de los productos y, por supuesto, la belleza del entorno contribuyeron al éxito de un proyecto empresarial al que se han sumado sus hijas, Lourdes y Elena, quienes han elevado el negocio a un nivel superior con su profesionalidad y formación.

Terraza con vistas al valle de Escuaín de La Posada de Silván.
Terraza con vistas al valle de Escuaín de La Posada de Silván.
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En este viaje no han estado solos, han contado con el apoyo de Caja Rural, que les ha ofrecido asesoramiento en cada uno de sus proyectos. Y es que, la familia Sesé encarna unos valores de cercanía con sus clientes y de reconocimiento en el valle, que se identifican con los de la entidad rural.

Su propio camino

El gen emprendedor de Elena y Lourdes Sesé corre por sus venas, así que después de ayudar durante muchos años en el negocio de Lamiana, pronto decidieron abrir su propio camino. Lo hicieron junto a una prima de su padre, Isabel Sesé, quien, cansada de ver como cada año se cerraban más puertas en su Tella natal, convino la necesidad del proyecto que desde hace unos años dinamiza la vida social de su localidad.

Se trata de La Posada de Silván, un bar restaurante con una cocina que mantiene la esencia de lo tradicional con novedades más contemporáneas. La carta se nutre de los mejores productos locales que elaboran artesanos del entorno y el espacio cuenta con una espectacular terraza de vistas privilegiadas a la que llegan cada año más clientes.

“Cuando nuestros padres montaron el restaurante en la década de los noventa no había tanto turismo, pero ahora las cosas han cambiado, hace tiempo que veíamos la necesidad de montar algo en Tella”, explica Elena Sesé.

Su proyecto trasciende de lo empresarial. La Posada de Silván se ha convertido en un punto de encuentro para los escasos nueve vecinos que viven en la localidad todo el año, además, es un lugar de parada obligatoria para los visitantes que llegan a este pueblo atraídos por la belleza natural y patrimonial del entorno, donde es famosa su ruta de las ermitas, o las numerosas leyendas que circulan sobre Tella y las brujas.

Con la cafetería-restaurante y los apartamentos turísticos, Elena cuenta que trabajan “sobre todo en temporada”, aunque asegura que ésta “cada vez se alarga más”. Ella, junto a Isabel Sesé se ocupa de atender los negocios de Tella, mientras que su hermana Lourdes está en Lamiana, con su madre, a la que le falta muy poco para jubilarse.

El turismo ha dado a la familia Sesé la oportunidad de emprender, crecer profesionalmente y echar raíces en el territorio que las vio nacer. Se apoyan en el turismo pero también en la ganadería, que les ha acompañado desde sus inicios.

De hecho, en sus establecimientos se pueden degustar la carne de los animales que tienen en casa. Apuestan siempre por los productos locales, de proximidad, tal y como se aprecia en la pequeña tienda que han creado dentro de La Posada de Silván, donde se pueden adquirir más de 40 referencias de vinos del territorio, excelentes quesos de vaca y cabra, un gran surtido de mermeladas, etc. Algunos productos son únicos, creados exclusivamente para ellos, como la colaboración que tienen con la cerveza Rondadora.

La Posada de Silván rezuma, como destaca el eslogan de su página web, “dulzura y diseño en las montañas”.