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crisis climática

Las exploraciones en Cotiella ratifican la pérdida de hielo

El deshielo hallado en las simas se acelera y en la cumbre, los sensores aún ofrecen valores compatibles con el permafrost

Espeleólogos exploran el interior de la Sima del Baste, en la zona kárstica de Lecherines.
Espeleólogos exploran el interior de la Sima del Baste, en la zona kárstica de Lecherines.
Centro Espeleología de Aragón

Ya en la superficie, las noticias del Espeleo Grup L’Hospitalet no eran las mejores. Los datos recopilados por los sensores de temperatura y humedad recogidos a lo largo de 2023 en la sima helada A294, ubicada en el Circo de Armeña (Macizo de Cotiella), reafirmaron la rapidez de la pérdida de la masa de hielo apuntando al cambio climático como un síntoma irreversible.

En las exploraciones, que contaron con la participación del EspeleoCAS (Aínsa), del Groupe Spèléo du Languedoc y del Greim de Benasque, se encontraron con un menor volumen de nieve que años anteriores, dando lugar incluso a la aparición de un tronco de 700 años de antigüedad.

Dichas simas son valiosos captadores de hielo y de nieve durante todo el año y objeto de estudio de geólogos del Instituto Pirenaico de Ecología (IPE) y con el Instituto Geológico y Minero de España (IGME). La labor de los espeleólogos facilita la colocación de medidores que evalúan el posible aumento de la temperatura.

“Conocemos las técnicas de progresión por la cuerda para bajar por los neveros y las rimayas (grietas)”, apunta Mario Gisbert, coordinador de exploraciones del Centro de Espeleología de Aragón (CEA), que incide en la pérdida de hielo a “marchas forzadas” de los “reservorios”.

Todo está unido, si sube la temperatura exterior, el aire que entra a la cavidad calienta el hielo y desaparece. Aquí, los tapones de nieve permanecen hasta agosto o septiembre. O hasta que llueve. Ahora lo que más afecta a los bloques de nieve es el agua, cuando llueve y el agua no es fría, enseguida se lleva el hielo por medio”, remarca el espeleólogo. Por el contrario, en la cima, los sensores instalados en el glaciar rocoso al pie de la pirámide terminal del pico Cotiella, todavía ofrecen unos valores compatibles con la permanencia, en su interior, del permafrost.

Los datos han sido extraídos por la Federación Aragonesa de Espeleología en las campañas de exploración en Aragón durante el año 2023 y confirman la reducción de la esperanza de vida de los glaciares en los Pirineos.

Restos prehistóricos

En el barranco de la Pardina, ubicado en el Cañón de Añisclo, se estudian cada año entre 30 y 40 cavidades de pequeño desarrollo que conformaban antiguos desagües de un glaciar ya extinto. Las cuevas no tienen grandes volúmenes, pero sí valor por albergar restos prehistóricos del Neolítico y Paleolítico.

En las proximidades del Puerto de Góriz, este curso se han localizado varios abrigos con manifestaciones de arte rupestre en colaboración con los arqueólogos del Departamento de Prehistoria de la Universidad Autónoma de Barcelona, del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (Csic) y del Servicio de Patrimonio Cultural del Gobierno de Aragón.

Así, las huellas del hombre están siendo motor de exploración de los espeleólogos en Huesca. En las minas de Parzán, el Club Atlético Sobrarbe se ha adentrado en las antiguas galerías, abandonadas desde hace décadas. Son exploradas, al tiempo que se hace un mapa topográfico y, de esta forma, se actúa para cuidar y reconocer el patrimonio industrial. “Conlleva más riesgo que las cuevas naturales, dado que los entibamientos (apuntalamientos) ya son viejos y pueden derrumbarse”, advierte Mario Gisbert.

Con todo, la actividad de los más de 40 grupos y alrededor de 200 espeleólogos que forman parte de las exploraciones en Huesca se acrecenta en verano, siguiendo los ríos subterráneos cuando están en sequía. Las acampadas en los vivacs pueden extenderse hasta un mes dentro de las cavidades, donde continuamente se encuentran nuevos metros de profundidad y salen inéditos cursos de agua.

Concretamente, en Peña Montañesa-Sierra Ferrera se ha comprobado que en época de lluvias se forman abundantes cascadas que acaban saliendo al exterior.

Por su parte, en el Sistema de Lecherines (-1.009 metros), donde ya se han abierto cinco bocas, se han superado este año los más de 37 kilómetros de desarrollo.

Todo ello, asegura un próspero futuro de hallazgos científicos. En el mismo Cotiella, en Ereta de las Brujas, se halló por primera vez este año vida en lo más profundo de la sima (-1.300 metros). Un gusano de 15 centímetros de largo e insectos con antenas que ondulaban sobre el agua.