Comarcas

COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE HUESCA

Inesperados negocios en la Sierra de Guara

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Laboratorio biocosmético compartido, en Bierge.
Laboratorio biocosmético compartido, en Bierge.
Abella Cosmética

La Sierra de Guara ofrece una naturaleza imponente para los deportes de aventura y un patrimonio único, que atraen cada vez a más visitantes. Pero en este recorrido por las calles de sus pueblos, de pronto surgen puertas inesperadas que conducen a experiencias diferentes o a fórmulas magistrales respetuosas con el medio ambiente. En Alquézar, dos artistas apostaron por abrir el Atelier, un espacio de taller, de exposición de arte y de encuentro para realizar actividades, donde surgen “conexiones emocionales”. 

Cerca de allí, en Bierge, una ingeniera se empeñó en hacer su vida en el medio natural, y lo ha conseguido con sus fórmulas cosméticas y con la apertura de su laboratorio a otros emprendedores que llegan de toda España. Como solo hay dos o tres espacios de estas características en todo el territorio nacional, Alba Batalla recibe en sus instalaciones a otros emprendedores, a los que les presta no solo el espacio sino también el asesoramiento técnico que a ella le hubiera gustado tener. 

Un laboratorio biocosmético atrae a Bierge a productores de toda España

Cuando Alba Batalla decidió dejar Barcelona y volver a Bierge, donde fue unos años a la escuela, soñó con su ganado pastando en la sierra y su quesería artesanal. Dieciocho años después, dos hijos y muchas experiencias vividas, esta Ingeniera Agrícola tiene abierto Abella Cosmética, un laboratorio biocosmético compartido en el que crecen proyectos de emprendedores de otros muchos lugares de España. El principio activo de su fórmula para emprender en el medio rural es la perseverancia.

Alba Batalla.
Alba Batalla.
bella Cosmética

Cuando aún pensaba en otros proyectos, comenzó a elaborar jabones artesanales para su uso doméstico. Entonces, se desplazaba a trabajar fuera como técnica inspectora de agricultura ecológica, trabajó en la conversión a ecológico de una bodega, en una quesería, en un vivero, en el retén... Cuando se quedó embarazada y tuvo que hacer un parón laboral, apostó por crear Jabones de Guara.

Al buscar la manera de legalizarlos, otra compañera del sector le habló de un laboratorio compartido de Cataluña, donde había tal lista de espera que pasaron dos años; y entonces, comenzó a diseñar su propio laboratorio en Bierge. Fue en 2017 cuando la llamaron de Cataluña, justo cuando le concedieron los permisos para construir sus instalaciones. “Decidí empezar en el otro laboratorio a dar de alta mis fórmulas hasta que tuviera el mío. La experiencia de estar en un laboratorio compartido abierto a otros proyectos me hizo ver las cosas de otra forma: ya que voy a hacer una inversión tan grande (300.000 euros), me planteé que hubiera espacio para dar acceso a más proyectos”, explica.

Pero, sobre todo, porque sufrió los problemas de acceso a la información de cómo se hacía el proceso. “Me costó dos años y dos meses dar de alta la primera fórmula de jabón y me di cuenta de que eso no era normal. Por todo ese asesoramiento técnico que a mí me había faltado, ahora que tenía esa información, quise facilitarles el proceso a los que vienen a fabricar a mi laboratorio. Es cierto que cada uno lleva su ritmo, porque no se ha adaptado normativa y tenemos que cumplir lo mismo que las grandes industrias farmacéuticas. Lo más importante del proyecto, aunque inicialmente piensas en el laboratorio, es el asesoramiento técnico que doy”, recalca. Como solo hay dos o tres lugares iguales en España, recibe a emprendedores de Granada, Murcia, Menorca, Madrid, Barcelona, Huesca, Zaragoza... Para ello, se sacó la titulación de Evaluadora de Cosméticos, para dar de alta las fórmulas, aunque parte del trabajo lo tiene que externalizar. Ahora, da empleo a media jornada a una vecina de Abiego.

Sus Jabones de Guara se convirtieron en Abella Biocosmética, por su pasión por la apicultura con la que comenzó cuando llegó a Bierge en 2006, dado que no podía montar la ganadería al denegarles el acceso al monte comunal. Por distintos problemas, tampoco pudo hacer de ello su profesión y de ahí surgió la línea de cosmética, aunque realmente no se basa en la apicultura y solo dos productos contienen propóleo y cera.

He apostado por fabricar con recursos locales no contaminantes, por hacer cosméticos sólidos como champús o pasta de dientes en bote de cristal, para evitar los conservantes que requieren los geles, que contienen agua, el peso del transporte y los envases plásticos”, resume. La conciencia medioambiental crece y, por lo tanto, también el mercado. “Al final vemos que tenemos recursos limitados. La gente mayor busca más el activo y la gente joven, evitar tóxicos”, apunta Alba. Sus productos se incluyen en grupos de consumo y los vende a través de su web.

Las instalaciones de Abella Biocosmética están realizadas con técnicas de bioconstrucción, y resalta que apenas le encareció el proyecto. Sin embargo, destaca que durante 16 meses esperó a poder engancharse a la luz, pero los técnicos nunca llegaron, por lo que trabajó un año con una alargadera hasta la granja del vecino. El Ayuntamiento le hizo retirar el cable porque “molestaba”, por lo que creó su propia instalación aislada, con las limitaciones que conlleva; porque no puede poner maquinaria trifásica y en invierno necesita el apoyo de un generador, y esto último sin ayudas. Sí que recibió apoyo del Ceder Somontano con el Programa Leader, gracias al cual le concedieron la hipoteca.

No obstante, “antes de hacer obra nueva, busqué construcciones, pero nadie vende ni alquila”, dice. Jara Batalla ha tenido que lidiar con muchas normativas y administraciones y el camino no le ha resultado fácil. “Después de vivir tantos años en Bierge, veo que falta dinamismo. Nos encontramos con la dificultad del acceso a la tierra, porque nadie vende, y lo mismo sucede con la vivienda, que tampoco alquilan. Creo que he vivido en todas las casas que fueron alquilando hasta que compramos una, y eso que al conocerme desde siempre me fueron abriendo alguna. Gracias a esas casas que se abrieron, han llegado tres nuevas familias”, indica. Ahora, apunta, que acaban de cambiar la normativa del Parque Natural para poder habilitar bordas y cree que supondrá un cambio.