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La Cartuja de las Fuentes: un paraíso de historia y arte en los Monegros

Salvado de la ruina por la DPH, el monumental monasterio está resucitando como potente enclave turístico

Visitas en La Cartuja de las Fuentes en la Navidad pasada.
Visitas en La Cartuja de las Fuentes en la Navidad pasada.
M.B.

Desde el Siglo XVI, varias guerras, la desamortización o la despoblación deterioraban sus muros, que protegían la iglesia, la sacristía o los claustros barrocos y clasicistas, por lo que la Diputación Provincial de Huesca tomó la decisión de que la reivindicaciones que muchos monegrinos hacían no se perdieran y de que el Bien de Interés Cultural, referente del patrimonio altoaragonés, desapareciera, adquiriendo La Cartuja de las Fuentes el 2 de junio de 2015.

La DPH centraba sus primeros trabajos en la rehabilitación y sustitución parcial de las cubiertas de más de 800 metros cuadrados para frenar las filtraciones de agua y para lo que ha sido necesario retejar y consolidar las cubiertas del cuerpo de iglesia y sus capillas laterales.

También intervenía en la cúpula del crucero, el transepto y cabecera de la iglesia, la capilla del Santísimo y su cimborrio, a la par que efectuaban las obras de recuperación del chapitel de la torre de la iglesia, por el peligro que presentaba para la integridad del conjunto edificado y para la seguridad de los trabajadores, así como los primeros trabajos de mejora en los accesos, limpieza, desbroce, reparación de puertas y la traída de agua y conexión eléctrica.

Turistas ante el gran andamiaje instalado en la Cartuja.
Turistas ante el gran andamiaje instalado en la Cartuja.
Alberto Lasheras

Una primera fase que lograba hacer disfrutar a los visitantes de La Cartuja, el espacio que guarda extraordinarios lugares como la Iglesia, la sacristía, el claustrillo, las capillas, el gran claustro central o cementerio delimitado por los restos de las antiguas celdas. También destacan edificios singulares como el bloque de portería-hospedería o el inmueble identificado en jerga cartujana como “Obediencias”.

La segunda fase respondía a la necesidad de recuperar los elementos clasicistas del barroco tardío y, sobre todo, la profusa decoración mural llevada a cabo entre 1760 y 1796 por el pintor cartujo fray Manuel Bayeu. Un trabajo artesanal que evitaba la pérdida de más de 250 composiciones de pintura mural que retratan episodios evangélicos de Jesús y María, santos, apóstoles, dogmas y misterios de la fe, y diversas alegorías de virtudes morales y religiosas.

Fue la tercera fase la que finalizaba las actuaciones en las cubiertas, reparando las zonas del atrio, la galería noroeste, la sacristía archivo, la galería central, las galerías del claustro, el patio exterior y el cobertizo. Actuando también en los vanos de iluminación conformados con piezas de alabastro y se ha llevado a cabo la limpieza de las zonas afectadas por hundimientos en la parte del claustro y patios interiores.

Edificio de las porterías visto de frente.
Edificio de las porterías visto de frente.
Javier Blasco - DPH

En el pasado año varias actuaciones cambiaban el atrio de la iglesia, demoliendo los tabiques que separaban la zona central de las galerías laterales y restaurando los restos de la policromía original, así como los problemas de humedad que había en la fachada principal.

Además de todas estas obras de restauración para conservar La Cartuja monegrina, se han realizado varios hallazgos que han sorprendido gratamente. Así, eran finales de 2020 cuando se descubrían los restos de un molino de aceite, que permanecía oculto entre la maleza acumulada en el ángulo sureste del monasterio, así como un fragmento del sepulcro de Artal de Alagón y Luna, hallazgo que el coordinador de los equipos de restauración y actuaciones del cenobio, José Miguel Pesqué, daría a conocer en las Jornadas que se desarrollaron en octubre de forma online sobre la pintura mural de La Cartuja.

En enero de 2021, gracias a Alberto Lasheras, guía de la Cartuja, quien en ese momento dio el aviso de que la galería Ricardo Ostalé de Zaragoza había puesto a la venta el lienzo de Bayeu ‘La Adoración de los pastores’, la Diputación de Huesca adquiría el boceto de la pintura perdida de Bayeu.

También en el último año La Cartuja de las Fuentes recibía por primera vez el Sello a la Excelencia Turística, distinción entregada por RedAragón, en la categoría de Monumentos y se presentaba el convenio de colaboración entre la Diputación Provincial de Huesca y el Gobierno de Aragón para realizar acciones a través de la Escuela Superior de Conservación y Restauración de Bienes Culturales de Aragón (ESCYRA), instalada en Huesca, para iniciar la restauración de las pinturas, mediante el Máster de Enseñanzas Artísticas Superiores: sistemas avanzados en conservación y restauración de pintura mural.

En mayo se aprobaba la creación de un espacio de acogida para visitantes, “para mejorar la experiencia de los visitantes, ofreciéndoles una zona de descanso y aseos”, explica Lasheras, que destaca el descubrimiento del polvorín de guerra, “descubrimiento que ayuda a comprender la historia de este monasterio. El último hallazgo ha sido en el edificio de obediencias, en la bodega, y oculto bajo toneladas de escombro, se escondía un polvorín”. Una vez limpia la estancia, de unos 100 metros cuadrados, y tras reconstruir la escalera de acceso, que estaba parcialmente destruida, se pudo acceder a ella para descubrir que el recinto había sido utilizado como polvorín por el ejército republicano durante la Guerra Civil.

También en este último año daba comienzo la recuperación de parte de los más de 2.000 metros cuadrados de pinturas murales que fray Manuel Bayeu dejó como legado en el conjunto monacal, un trabajo que se extendió durante más de 30 años.

A mediados de junio, la cantante alemana Sarah Connor grabó el videoclip de una de sus canciones en el recinto, lo que atrajo a grupos de turistas germanos. Pero este verano también han llegado hasta esta zona de Los Monegros turistas brasileños, franceses o ingleses, si bien era en septiembre, cuando dentro del broche final del festival Sonna Huesca tuvo su escenario en La Cartuja de las Fuentes con dos conciertos de altura: Amaral y Rozalén. El dúo zaragozano hizo gala de su genialidad y fuerza, y a ello, la manchega sumó sencillez y compromiso y en octubre daban comienzo las jornadas sobre la pintura mural de La Cartuja con gran calidad de los ponentes y con las extraordinarias características de este monumento se agotaban rápidamente las 150 plazas disponibles.