Resulta muy agradable que personas como Armando Sanjuan relaten su infancia, adolescencia y parte de su vida, porque, gracias a unos padres que supieron educarle en valores fundamentales como el respeto, la responsabilidad o el esfuerzo, ha desarrollado con buen desempeño sus compromisos personales, familiares, sociales y laborales, porque Armando es una persona responsable y líder.

Nació en Zaragoza y con cinco años llegó a San Lorenzo del Flumen. “Somos tres hermanos, aunque el pequeño nació en el pueblo, y según nos contaban mis padres, no nos gustaba nada San Lorenzo, decíamos que era todo muy feo, las ventanas pequeñas, que no había pájaros, ni calles, unas bombillas que apenas daban luz, ni siquiera agua en las casas”, explica Armando que pronto comenzó a disfrutar de la libertad de vivir en un pueblo de colonización.

“Este año vamos a celebrar el 60 aniversario y recuerdo muchas cosas que ahora me hacen feliz, como el colegio que estábamos 150 niños y niñas, los juegos en las obras del pueblo, por las zanjas que más tarde pasarían las tuberías del agua”, narra Armando sobre aquellos años a principios de los sesenta, “cuando hacían las escuelas nuevas, las calles, cuando llegaban nuevas familias y corríamos para conocerles, o cuando nos trajeron nuestros primeros triciclos y nuestras primeras bicicletas, era empezar todo desde cero, porque así era la vida a los comienzos de un pueblo colono”.

De su comportamiento, señala que era “buen chico, oía como otros chicos, más mayores tapiaban las puertas de casas, pero con mi hermano lo único reprochable fue que alguna vez, en fiestas, nos escapábamos a la plaza en pijama”, si bien era ‘la ida por la vuelta’.

También rememora la nostalgia que sentía por Zaragoza. “Allí vivíamos en la Avenida Madrid y había casetas donde vendían indios o soldados, por eso deseábamos ir o que cuando iban mis padres nos compraran y a veces nos llevaban a ver a los abuelos”, ríe de aquellos viajes en tren, “íbamos hasta la estación de Poleñino en bicicleta toda la familia, lo que no recuerdo dónde las dejábamos para volver al pueblo”.

Su padre tenía una granja con vacas, tocinos y demás animales, “y seguimos la tradición, aunque ahora es de terneros”.

“Soy un agricultor que me gusta mi tierra, estudié en la Escuela de Profesión Agraria de Zuera y me llenó mucho, siempre andaba metido en Sindicatos de Riego, Cooperativas, lo que me llevó a la política, pero siempre he cotizado a la Seguridad Agraria porque nunca he dejado de ser agricultor”.

En otra época de su vida, durante 23 años compaginó la agricultura con el transporte escolar. “Era un horario compatible y disfrutaba mucho con los niños y niñas, con sus padres, los veo ahora, ya adultos con sus hijos y me hace mucha ilusión”, comenta.

Este exconcejal, exalcalde y expresidente de la Comarca de Los Monegros, exconductor de autobús escolar, ha cumplido su tarea como político y ahora, con 65 años, sigue en sus tierras, con su esposa, sus tres hijos y sus nietos disfrutando de la vida en San Lorenzo del Flumen.