Ribagorza

COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE HUESCA

El CIET impulsa la trufa, un cultivo ecológico que asienta población en el medio rural

#CONTRALADESPOBLACIÓN

Las investigadoras Chela Puig-Pey y Eva Gómez, en el CEIT de Graus.
Las investigadoras Chela Puig-Pey y Eva Gómez, en el CEIT de Graus.
Elena Fortuño

Con el objetivo de mejorar la producción y el aprovechamiento de la trufa a través de varias líneas de investigación, mientras se prestan servicios técnicos a los truficultores de asesoramiento o formación, la Diputación de Huesca (DPH) puso en marcha en 2009 el Centro de Investigación y Experimentación en Truficultura (CIET) de Graus. Esta infraestructura de referencia, única en la región, cuenta con la colaboración del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA), la Comarca de la Ribagorza y el Ayuntamiento grausino. En el arranque de la temporada trufera, el CIET se prepara, junto al resto del sector, para afrontar una campaña incierta por las excepcionales condiciones meteorológicas que parecen augurar, casi con seguridad, una importante reducción en la producción.

Las instalaciones del CIET se ubican en la Partida de Fabardo, a las afueras de Graus, y cuenta como piedra angular con un laboratorio donde se realiza buena parte del trabajo y cuya dirección científica ostentan Sergio Sánchez y Sergi García, ambos del CITA. En cualquier caso, el centro -cuya plantilla componen Eva Gómez y Chela Puig-Pey- depende del Departamento de Desarrollo, Medio Ambiente y Sostenibilidad de la Diputación de Huesca.

No en vano, la provincia de Huesca es un territorio con una gran tradición trufera que tuvo en Graus el primer mercado de España. La truficultura es una actividad emergente que conlleva, por un lado, el aprovechamiento de la tierra mediante un cultivo ecológico basado en la reforestación y, por otro, la generación de una actividad económica importante que supone fijar población en el medio rural.

Desde el centro, se han abierto varias líneas de investigación para aportar nuevos resultados que mejoren la producción y el aprovechamiento de la trufa. Se han realizado diferentes proyectos a corto y a largo plazo.

En el apartado de investigación, el CIET participa en distintos proyectos entre los que destacan: el Proyecto del Plan Nacional “TuberSystems: Hacia una truficultura multiproductiva y sostenible”, con el IRTA y el ICA-CSIC; el Proyecto del Plan Nacional Tuberlinks, con las Universidades de Michigan (EEUU), Cagliari (Italia), Zaragoza y Navarra; el Proyecto Europeo MSCA-RISE-H2020 INTACT, en el que CIET y CITA realizarán estancias de formación en Italia, Francia, Argentina y Serbia; o el Proyecto del Plan Nacional I+D+I HMulchCircle de acolchados de aplicación líquida en cultivos leñosos.

La participación del centro como “técnico de campo” es fundamental, por ejemplo, a la hora de conceder las subvenciones de la DPH en materia de riego y vallado. El personal del CIET colabora en la gestión de las ayudas tanto a la Asociación de Recolectores y Truficultores de Aragón como para el Establecimiento de Nueva plantación o Mejora de plantación mediante instalación de riego. Se comprueba la documentación aportada por los beneficiarios, tanto en el momento de solicitud como en el de justificación de la subvención. Además, en el CIET se lleva a cabo el control obligatorio de la planta micorrizada que se instalará en las parcelas subvencionadas.

En el vivero se analizan las plantas para mejorar el proceso de micorrización, pero no se vende planta.
En el vivero se analizan las plantas para mejorar el proceso de micorrización, pero no se vende planta.
Elena Fortuño

El CIET analiza si el trabajo desarrollado en la plantación se ajusta a las bases de la convocatoria. En los últimos años, y dada la demora en los permisos para poner las plantaciones en regadío, se insiste en realizar la solicitud a la CHE cuando se inicia la plantación. De las 2.300 hectáreas truferas que hay en el Alto Aragón, alrededor de 1.600 se han beneficiado de estas subvenciones de Diputación.

El CIET cuenta en sus instalaciones con un invernadero donde se trabaja con la planta intentando mejorar el proceso de micorrización y probando distintos métodos de inoculación, aunque tiene solo fines de investigación y no de venta de planta. “Toda la planta del invernadero es para investigación, no se vende. Al final, trabajamos también por los viveros que, en la mayoría de los casos, funcionan bien, pero cuando detectas un problema, te lo agradecen porque no hay una certificación oficial. Hay que dar trazabilidad al producto y analizarlo es la única herramienta que existe”, aseguran.

El análisis de plantones micorrizados para la puesta en marcha de las plantaciones es su servicio prioritario y el más demandado. Además, certificar las plantas es obligatorio, como apuntábamos, para recibir la subvención de la DPH. Pero además, el CIET trabaja en las plantaciones de 3 o 4 años con otros servicios. En esta fase es fundamental la detección de micorrizas de Túber Melanosporum en raíces extraídas de árboles de más de tres años.

Para plantaciones de a partir de 10 años, se ofrece un servicio de evaluación del estado de micorrización. “Esta evaluación para plantaciones de 10 u 11 años, se hace sobre todo si deberían estar en producción y no han entrado. Aquí se analizan todos los hongos que hay en las plantaciones porque hay muchos competidores o poca Trufa Melanosporum. Esto suele pasar si no se ha hecho como se debería”, explican. El CIET realiza también análisis e identificación de trufas frescas, lo que supone la identificación de Tuber Melanosporum frente a otros hongos, algo especialmente útil para la comprobación de las esporas que se aportan en plantaciones.

La identificación de trufas se hace cuando tienes una plantación adulta, de 4 ó 5 años. Haces aportes para inocular trufa que van a la raíz. Hay que analizar que sean Tuber Melanosporum realizando análisis molecular de esas trufas”, detallan.

Las propias instalaciones del CIET cuentan con una plantación de unas 4 hectáreas y casi un millar de plantas que esperan que entren en producción esta temporada, ya que algunas de ellas rondan los once años. La plantación, que ha superado problemas de plagas o riego, afronta como el resto una campaña difícil. Las altas temperaturas registradas en verano, pero sobre todo en otoño, y las precipitaciones abundantes de las últimas semanas, que podrían haber resultado excesivas para la trufa, son algunos de los temores en cuanto a la campaña de este año.

Por último, entre los cometidos del CIET, además de los citados, figura la realización de charlas divulgativas sobre la trufa y la truficultura, mientras que el personal del Centro participa en conferencias, cursos y jornadas de diversas características.