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PATRIMONIO

La torre de la catedral de Barbastro se reabre tras nueve años cerrada

La nidificación de cigüeñas obligó al cierre y esta semana han comenzado las visitas culturales

La torre campanario de la catedral es uno de los elementos que conforman la vista de Barbastro.
La torre campanario de la catedral es uno de los elementos que conforman la vista de Barbastro.
Á.H.

La puerta de la torre campanario de la catedral se ha abierto desde este martes, 21 de junio, con motivo de la festividad de San Ramón, patrono de Barbastro y de la Diócesis desde 1595 por iniciativa del obispo Miguel Cercito (1586-1595), que falleció en Graus y está enterrado en el presbiterio de la catedral. Las puertas se cerraron en 2013 por nidificación de cigüeñas y problemas consiguientes, resueltos después de largas gestiones, negociaciones y adecuación de instalaciones. Ana Torres fue la arquitecta elegida por el Obispado.

El final del proceso llegó con la autorización de Jesús Lobera, director general del Instituto Aragonés de Gestión Ambiental (INAGA), con antelación, concejal del Ayuntamiento de Barbastro. Además, fue necesario adecuar el interior de la torre para visitas culturales que ahora son posibles después de una larga espera que se prolongó dos años más (2020-2021) por las normas sanitarias de la pandemia.

María Puértolas, subdirectora del Museo Diocesano Barbastro-Monzón.
María Puértolas, subdirectora del Museo Diocesano Barbastro-Monzón.
Á.H.

La reapertura ha sido posible, también, porque el área de Servicios del Ayuntamiento ha facilitado la posibilidad de iluminar el último tramo de escaleras y por otra parte, Somontano Social, empresa de la Comarca, que proporciona el personal para atender este monumento tan emblemático. Las visitas son de martes a jueves, de 11 a 13 y de 16 a 18 horas, viernes de 11 a 13 y de 16 a 19 horas, sábados de 10 a 13 y de 16 a 19 horas, domingos y festivos de 11 a 14 horas. Las entradas a 3 € se pueden adquirir en el Museo Diocesano y por medio de www.museodiocesano.es

La visita a la torre campanario está entre las propuestas de la Pulsera de Barbastro que por 8 € incluye los accesos a Catedral, Museo Diocesano, Capuchinas, Museo de Mártires Claretianos e iglesia de San Francisco. La torre campanario tiene una altura de 50 metros, está catalogada como Bien de Interés Cultural (BIC) y forma parte del conjunto de la catedral, declarado Monumento Histórico Artístico en 1923. Disfruta de “máxima protección” amparada a la Ley de Patrimonio Cultural de Aragón.

Ascenso a la torre de la catedral de Barbastro.
Ascenso a la torre de la catedral de Barbastro.
Á.H.

Se levanta al norte de la cabecera de la catedral, presenta planta hexagonal de grandes dimensiones y la hacen visible desde los alrededores de Barbastro. Los cuerpos inferiores hasta la segunda moldura corresponden a la fábrica medieval y sus muros tienen un grosor superior a dos metros como se puede comprobar en el interior y en el acceso, un pequeño pasillo cubierto con una bóveda de cañón apuntado.

Al exterior, el acceso presenta un arco de medio punto que corresponde a la reforma en el siglo XVII, según explica María Puértolas, subdirectora del Museo. El acceso a los pisos superiores se realiza por escalera de caracol de impecable fábrica y se ilumina a través de pequeños vanos a modo de aspilleras que remarcan el carácter medieval y defensivo de la torre. Al finalizar la escalera se accedía a la estancia cubierta con bóveda de nervios que apeaban en capiteles lisos y pequeñas columnillas adosadas a cada uno de los ángulos. En lo que aún queda de la estancia se aprecian restos del incendio que, con toda probabilidad, sería el que en 1366 acabó con la vida de más de 300 personas que se refugiaron en el interior.

En el siglo XVII, el 9 de junio de 1610, se firmó con Pedro de Ruesta la capitulación de la obra de la torre. De su mano se conserva en el Museo Diocesano un alzado del proyecto que propuso para rehabilitar las partes más pequeñas dañadas de la estructura medieval para proporcionarle mayor altura con la construcción de un cuerpo más de sillería exterior y ladrillo al interior, a modo de contratorre o torre interior.

En el siglo XVIII, la obra del cuerpo de la torre se culminó con almenas decoradas en los ángulos con pilarcillos y la construcción de un chapitel de ladrillo que tiene una altura de 50 metros. En la sala de campanas hay cuatro, de los muertos (1817), Santa Bárbara (1941), Isabel (1941) y María de la Asunción (1954). En el chapitel están la campana de toque de los cuartos y la Raimunda, de las horas. En ese espacio vivió el campanero durante un tiempo porque cada vez tenía que subir y bajar los 138 peldaños “y se pasaba la vida subiendo y bajando”, explica Puértolas.

Los toques rituales de campanas en la catedral de Barbastro, compartido con las de Jaca y La Seo (Zaragoza,) fueron tema de una comunicación escrita por el estudioso Francesc Llop i Bayo quien definió su sonido como “uno de los paisajes sonoros más característicos en la sociedad tradicional. A través de un código, se transmiten gran número de mensajes importantes para la comunidad”.

“Testigo en piedra”

En su opinión, “la torre es una gran sorpresa para quienes la desconocen en su interior porque descubre el monumento más emblemático de Barbastro. Se observan distintos tipos de construcciones hasta llegar al deambulatorio que es mirador excelente de la ciudad, del entorno hasta el Pirineo, si el día está despejado la visita a la torre es irremplazable y las sensaciones, arriba, increíbles. La torre es muy interesante, también, por su construcción”.

En cuanto a los visitantes que suben por primera vez, “deberían fijarse en las fases constructivas, las primeras son medievales y aunque se dice que ocupa el espacio del minarete musulmán, no queda nada, la parte más antigua sería de los siglos XIII-XIV, en cuerpos inferiores. Las sucesivas reformas posteriores han completado la estructura de la torre”.

Al mismo tiempo, “es muy interesante el cuerpo de campanas porque nos habla de los usos que ha tenido el edificio y las personas que pasaron. Por supuesto el mirador desde el deambulatorio ofrece la posibilidad de una estancia tranquila ahora y uno de los alicientes añadidos. La visita cultural es un punto de interés turístico importante”.

En este sentido, “es un emblema de la ciudad, el monumento más visible que lleva mucha historia asociada a Barbastro. Se integra perfectamente en el paisaje turístico y está entre los acontecimientos históricos locales más importantes. La torre es un testigo en piedra. En el interior quedan restos en paredes de piedra ennegrecidas por el incendio donde perecieron más de 300 barbastrenses. el recorrido es muy agradable, dotado con pasamanos y luz inferior”.

Graffitis con historia

En cuanto a nombres propios “con historia”, cita a todos los obispos que fomentaron la conservación y la reestructuración en diferentes etapas del episcopado. En realidad, 44 prelados desde los inicios de la segunda etapa de la antigua Diócesis de Barbastro desde Felipe de Urriés y Urriés (1573-1585) hasta el obispo Ángel Pérez. Además, “uno de los arquitectos que ha dejado clara si huella en la torre fue Pedro de Ruesta (1610) en la etapa del obispo Juan Móriz de Salazar (1604-1616). Las guerras dejaron rastros y en la historia habría muchas referencias porque el edificio tuvo varios usos, litúrgicos, civiles y de atalaya defensiva”.

En los sillares interiores de las paredes queda constancia de nombres de los campaneros y campaneras que pasaron por la torre y dejaron su huella en forma de graffiti con referencias, fechas y signos. Uno de ellos, “la pilareta” donde el campanero tenía agua bendita para santiguarse antes de los toques de campana, según constató el historiador oscense Bizén d’o Río en una de sus primeras visitas al interior de la torre hace 30 años. Se aprecian los huecos, signos de la cruz y escritos “Viva Cristo Rey” de alguien que estuvo “encargado” de la torre en 1973. José García Barrabés estuvo con antelación en 1952, según consta de su puño y letra.

En las paredes están “grabados” los nombres de campaneros, entre ellos Miguel Salinas, Joaquín Salinas y Pedro Salinas Lafont, antecesores de José María Fierro que fue el último campanero desde 1980 hasta 1993, dos años antes de su muerte en Barbastro.