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Las II Jornadas de Arte Medieval ponen en valor el claustro de San Juan de la Peña  

El investigador de la Universidad Autónoma de Madrid, Francisco de Asís García, hablará de este espacio como uno de los "más atractivos" 

Monasterio de San Juan de la Peña.
Monasterio de San Juan de la Peña.
D.A.

Las II Jornadas de Arte Medieval, organizadas por la Fundación de Aguilar de Campoo, reúnen a cerca de 80 personas este martes, de forma virtual, para analizar una selección de patios románicos hispanos que destacan por su articulación y sus amplios repertorios figurativos, uno de ellos el Monasterio viejo de San Juan de la Peña.

A lo largo de tres días, seis expertos reconocidos en el área del arte medieval estudiarán la escultura de los claustros de San Pedro de Soria, Santa María de Tudela, Santo Domingo de Silos, San Juan de la Peña, Sant Cugat del Vallés y San Pedro de la Rúa en Estella. Un total de 78 alumnos seguirán las ponencias en formato online, han informado desde la Fundación Santa María la Real.

El programa comprende dos clases magistrales por día, en las que se abordarán aspectos como el desarrollo narrativo e interpretativo de las escenas de estos claustros, los itinerarios a seguir para su correcta lectura, el público al que iban dirigidas las imágenes y los maestros encargados de su elaboración, ha explicado coordinador del programa de cursos de Fundación Santa María la Real, Pedro Luis Huerta. 

San Pedro de Soria y Santa  María de Tudela

La primera jornada ha comenzado con las intervenciones de las profesoras Marta Poza Yagüe y Esther Lozano López, docentes en la Universidad Complutense de Madrid y en la UNED, respectivamente.

Poza Yagüe ha ofrecido una charla sobre el claustro de San Pedro de Soria, el único vestigio que se conserva del que fue "uno de los templos románicos de mayor envergadura de toda la Extremadura castellana" y cuyo programa iconográfico, iniciado a finales del siglo XII, muestra influencias de corrientes borgoñonas implantadas en otros conjuntos castellanos de primer orden, como Silos, ha destacado.

Por otro lado, Esther Lozano ha centrado su disertación en el claustro de Santa María de Tudela, que cuenta con el mayor número de escenas historiadas del ámbito peninsular y es uno de los pocos cuya decoración ha perdurado casi completa hasta la actualidad. Para la profesora, se trata de un proyecto decorativo "excepcional" en el panorama románico peninsular, que sobresale por la calidad y el refinamiento de su ejecución. 

Santo Domingo de Silos y San Juan de la Peña

La escultura del Segundo Taller de Santo Domingo de Silos será el tema que aborde Gerardo Broto Varela, de la Universitat de Girona, en la sesión del miércoles, ya que se puede considerar "uno de los más fecundos del siglo XII hispánico", ha indicado.

Por su parte, el investigador de la Universidad Autónoma de Madrid, Francisco de Asís García, hablará del claustro de San Juan de la Peña. Sobre este elemento, ha señalado que se trata de uno de los "más atractivos" del románico hispano "por su singular ubicación", así como por el énfasis narrativo de su decoración escultórica.

Este trabajo se adscribe tradicionalmente al maestro de San Juan de la Peña --al que se le atribuye un importante número de obras en Aragón y territorios limítrofes-- pero, a su parecer, no pertenecería a un taller o autoría única, ha agregado.

Sant Cugat del Vallés y San Pedro de la Rúa en Estella

El jueves, 25 de noviembre, será el turno de Juan Antonio Olañeta, de la Universitat de Barcelona, que abordará el estudio de las imágenes, modelos e influencias del claustro de Sant Cugat del Vallés.

Se trata de uno de los ejemplos más interesantes, desde el punto de vista iconográfico, ya que cuenta con ciento cuarenta y cuatro capiteles en los que se combinan escenas bíblicas, bestiarios y escenas sobre la actividad cotidiana de la comunidad monástica, ha subrayado.

Por último, Clara Fernández-Ladreda, de la Universidad de Navarra, cerrará las jornadas online con una ponencia sobre la iconografía del claustro de San Pedro de la Rúa en Estella.

Esta obra se constituye como el único ejemplo de "claustro parroquial" del curso y, por eso, su programa iconográfico está centrado en la exaltación del Martirio, condicionado por su funcionalidad funeraria. En el caso estellés, este "cementerio monumentalizado" sirvió como lugar de sepultura tanto de los feligreses como de peregrinos jacobeos fallecidos mientras hacían al Camino.