Cultura

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Ana Alcolea comparte desde la literatura su pasión por la ópera

La escritora aragonesa elige Huesca para la primera presentación de ‘Todas las que fui’

Ana Alcolea presentó su libro junto a José Domingo Dueñas.
Ana Alcolea presentó su libro junto a José Domingo Dueñas.
Laura Ayerbe

Fue finalista del Premio Ciudad de Barbastro 2020. Ana Alcolea la presentó al certamen con el título La vida secreta de Georgina Escuer. Ahora, esta novela acaba de ser publicada por Prensas Universitarias de Zaragoza, aunque con otro título, Todas las que fui, y la autora eligió la Feria del Libro de Huesca para la primera presentación de esta obra, “muy querida para mí”, ya que en ella funde sus dos pasiones: la literatura y la música.

Ana Alcolea, que ha compartido este domingo con los oscenses los entresijos de la historia de la cantante de ópera Georgina Escuer, ha explicado a este periódico que el cambio de título fue porque el primero “no me convencía, y una de las veces que la leí salía esa frase en un momento en el que ella se mira al espejo y ve que tienen que estar todas las que fui como persona y también los personajes que había interpretado, y pensé que ese tenía que ser el título”.

El mimbre de esta novela está en su gusto por la ópera, “y como no puedo cantar porque no tengo voz”, decidió “contar”. Cantante de ópera es una de las profesiones frustradas de Ana Alcolea, y aunque había escrito sobre este género musical el libro de divulgación El maravilloso mundo de la ópera, y había utilizado el tema en algunos títulos juveniles, “en un momento dado decidí escribir una novela en la que la protagonista fuera una cantante de ópera, pero en sus últimos momentos”.

Igual que la muerte nos iguala, la enfermedad y la vejez también, “y eso es lo que Georgina le reprocha un poco a la vida, que ahora es igual que cualquiera”. Sus reflexiones ante la realidad que le toca vivir “son bastante duras, pero muy realistas, y hace un repaso en primera persona de su vida”, desde que nació en Aragón, se fue a estudiar a Barcelona y llegó a convertirse en una gran estrella que pisó los escenarios del Liceo o La Scala de Milán, pasando por Zaragoza, El Véneto o Múnich.

Ana Alcolea también ha querido hacer “un pequeño homenaje a una gran cantante de ópera que, además, fue maestra de grandes intérpretes, entre ellas María Calas”, se trata de Elvira de Hidalgo, “que nació en Valderrobres, y la maestra de mi Georgiana se llama doña Elvira”.

Este personaje “inventado” es similar a otras muchas cantantes porque no todas “nacen en una familia musical, sino que van aprendiendo, estudiando y sacrificándose mucho”, y por la edad que tiene coincide con la Guerra Civil, “que se trata muy de pasada porque ella ya está en Milán”, y la Segunda Guerra Mundial, “momento que tiene algo que ver con dos historias de amor que tuvo”, ha explicado Ana Alcolea.

La escritora se mete dentro ella misma, saca los sentimientos y crea a todos los personajes de esta novela. Es Georgina Escuer “cuando está cantando en el Liceo la Liù de Turandot, que es su primer papel”, y en todas las ocasiones en las que interpreta las óperas y los personajes “que más me gustan a mí, aunque ella también critica en algún momento alguno malvado como la princesa de Turandot”.

Lo cierto es que para Ana Alcolea “ha sido muy bonito construir y vivir” esta historia de Georgina Escuer, que pese a las luces y sombras que vivió y sus reflexiones sobre la vida, la vejez y la muerte, el resultado final de Todas las que fui no es un libro “tan duro como yo digo, y sí muy realista”.