Cultura

OJO AVIZOR

Los Pirineos: juez y parte de las historias de nuestra literatura

Decenas de escritores se han inspirado en nuestro territorio para ambientar sus novelas

La II Ruta Guiada por el Portillón el año pasado fue un éxito.
La II Ruta Guiada por el Portillón el año pasado fue un éxito.
S. E.

DESDE Oliván hasta Anielle, pasando por Cerler, Benasque, Anciles Chía o incluso Canfranc. Los Pirineos son juez y parte en muchas de las historias de las que se nutre nuestra literatura. Da igual el género porque este vasto territorio ha demostrado y lo sigue haciendo que tiene una versatilidad inigualable.

Alrededor de esto, han surgido iniciativas culturales para redescubrir el Pirineo a través precisamente de los libros. Por ejemplo, Pirineo Literario que nació del amor por los libros y la montaña. Y con este cóctel dar a conocer a la vez zonas por las que pasaron Hemingway, Juan Ramón Jiménez, Unamuno o las zonas en las que están inspiradas la Ordesa de Manuel Vilas o Lágrimas en los tejados, de Sandra Araguás.

Rosario Raro, enamorada de la Estación de Canfranc.
Rosario Raro, enamorada de la Estación de Canfranc.
S. E.

Pero si alguien destaca en esto es Luz Gabás con Palmeras en la nieve, Regreso a tu piel y Como fuego en el hielo que tantas alegrías ha dado a la literatura aragonesa.

Para ella, los Pirineos es un lugar que ha forjado su “forma de ver el mundo”. “Como escritora estoy condicionada por lo que he aprendido. Y el Pirineo y el Prepirineo han sido inspiradores en cuanto a la personalidad de la gente que he conocido y los personajes que he creado en mis novelas”, afirma. La autora considera a las rutas literarias una buena forma de sumergirse en las historias. “Creo que a los grandes lectores nos ha intrigado los lugares habitados por los escritores conocidos. Que ahora suceda en nuestro territorio es maravilloso”.

De hecho, para la directora de Pirineo Literario, Felisa Ferraz, “este proyecto es una invitación a explorar no solo los paisajes físicos, sino también los culturales y artísticos que están ligados a la región”. “La idea central es que la literatura, ya sea escrita o oral, actúe como un puente entre el espacio imaginario de las historias y la realidad tangible de los lugares”, cuenta. Y es que la conexión entre la literatura y otros lenguajes artísticos, como la gastronomía, el cine y la música, amplía la experiencia cultural. La literatura no se limita solo a los textos escritos y canónicos, cuenta Ferraz, sino que se extiende a las narrativas orales tradicionales, que también forman parte del patrimonio cultural de la región.

Luz Gabás, Lola Aventín y Felisa Ferraz.
Luz Gabás, Lola Aventín y Felisa Ferraz.
S. E.

Por esto, la lectura se convierte en una herramienta para descubrir y apreciar la riqueza cultural y artística del Pirineo. “Al explorar las obras literarias que tienen como telón de fondo esta región montañosa, los participantes pueden sumergirse en las diversas expresiones culturales que han influido y sido influenciadas por la geografía y la historia del lugar”, continúa Ferraz. En este contexto, las iniciativas culturales, como la ruta literaria, pueden desempeñar un papel importante al involucrar a la comunidad local y vincularla a una identidad compartida.

“Estas actividades no solo pueden atraer a residentes habituales del Pirineo, sino también fomentar una conexión más profunda con la región y su rica herencia cultural”, explica la directora, y continúa. “La iniciativa de turismo literario ofrece ventajas significativas al no estar limitada a una estación específica del año. Este enfoque permite que este tipo de turismo cultural sea constante a lo largo de todo el año, y beneficie más a las poblaciones”.

Para ella, es muy valioso explorar la perspectiva novedosa que ofrece la literatura contemporánea en relación con el Pirineo en lugar de limitarse a mirar hacia el pasado y conservar las tradiciones: “Esta mirada más actual alienta la creación de nuevas narrativas y enfoques sobre la región”.

Por ello, tomar de ejemplo la obra Ordesa de Manuel Vilas en el que esto considera es especialmente revelador, demuestra cómo el paisaje del Pirineo puede ser reinterpretado y redescubierto a través de las vivencias personales del autor.

“Este enfoque más intimista no solo brinda una nueva dimensión a la representación del Pirineo, sino que también destaca cómo los lugares y los espacios están intrínsecamente ligados a nuestras experiencias y recuerdos”, explica, la directora.

Además, en otras zonas como el Alto Gállego numerosos escritores, poetas y dramaturgos han sido cautivados a lo largo de la historia. Y se han inspirado en sus paisajes y la autenticidad de sus pueblos. Esta conexión entre la literatura y la región se ha plasmado en obras literarias, ensayos y poemas que reflejan vivencias. Para revivir estas narrativas, la Comarca Alto Gállego ha creado una fascinante Ruta Literaria, que actualmente cuenta con seis puntos de interés en el territorio.

Cada punto de la ruta está dedicado a un autor y su obra específica. En estos lugares, se han instalado paneles informativos, a modo de tótems, que explican la relación del autor con la localización y la obra que ha inmortalizado el lugar.

En estas rutas, se puede experimentar la inmensidad de la naturaleza pirenaica en Sallent de Gállego, inspiración para Juan Ramón Jiménez en su poema Pirineos o ir a Panticosa y rememorar la infancia de Ramón J. Sender, plasmada en Crónica del Alba, mientras que Larrés invita a recordar la infancia de Santiago Ramón y Cajal según lo describe en Recuerdos de mi vida. Yésero alberga las historias de Carmen Burgos en Los Espirituados, y en Yebra de Basa, el poema Con la voz a cuesta. Corría en verano de 1975 de José Antonio Labordeta captura la vitalidad y rotundidad del dance de Yebra.

Además, en la Comarca se encuentra una de las rutas con más historia en la provincia: la senda amarilla que está basada en el libro La lluvia Amarilla de Julio Llamazares y que narra el abandono del pueblo de Ainielle en la zona del Sobrepuerto en el término municipal de Biescas.

La ruta está impulsada por la Asociación de cultural de Oliván O Cumo y desde hace años el primer sábado de octubre decenas de personas se echan a andar para rememorar ese silencio que el autor leonés reprodujo en las páginas de su libro.

“Fue una idea para dinamizar a Oliván. Para la provincia es muy importante que un autor de la talla de Julio Llamazares se haya fijado en nosotros para realizar una novela”, cuenta Paulo Ortiz, que ahora se encuentra al frente de la ruta.

En la Jacetania, se encuentra Canfranc, uno de los enclaves más emblemáticos de nuestra geografía, y que ha sido fuente de inspiración y de dos novelas de Rosario Raro: Volver a Canfranc (2015) y El Cielo sobre Canfranc (2017). La autora ha escrito estas dos obras basándose en el entorno de la estación y en la época de la Segunda Guerra. “Siempre digo que estas dos obras no son trasplantables, no tendrían razón de ser sin el Pirineo y sin la idea de esa frontera”, explica Raro.

La escritora todavía recuerda esa primera vez que vio una imagen en Canfranc. Fue en 2012 en un libro sobre lugares abandonados. Le interesó y empezó a investigar. “Me interesaba mucho el sentido geográfico, pero simbólico”, dice, y remarca. “Al margen de toda la historia que tiene consigo es un lugar magnético porque, por ejemplo, Volver a Canfranc, además de lo que sugiere el título da la sensación que todas las personas que conocen el lugar quieren volver”. La autora considera que todavía hay mucho que explorar en el Pirineo y quedan historias por ser contadas.

Hay una gran cantidad de referencias literarias y creo que se puede escribir mucho todavía sobre el Pirineo, sobre su mitología y realidad también”, finaliza.