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HOMENAJE VUELVE LA MAGIA

Un reencuentro matinal “donde sucedió todo”

El Pabellón del Parque abrió la intensa jornada de recuerdo

Las leyendas peñistas participantes en el homenaje se han reunido este sábado la mañana “donde sucedió todo”, en un Pabellón del Parque que retrocedió treinta años para acoger a los que escribieron las más brillantes páginas de gloria peñista. El presidente del Peñas, Fernando Lascorz, los recibió a todos para vivir un “día de emociones”, de “lágrimas y risas” y les ha agradecido su presencia. No ha faltado tampoco un grupo de aficionados incondicionales de siempre.

Ha habido reencuentros, abrazos y charlas en la pista. E incluso Brian Jackson se animó a hacer unos tiros a canasta y a jugar un uno contra uno contra una niña peñista, siempre bien dispuesto y muy cariñoso con todos los que han requerido su atención estos días.

Iñaki Iriarte, el más clásico de los técnicos de aquellos años, ha señalado los muchos recuerdos de “cuatro años buenos, duros” porque “cuando se pierde siempre pasa algo”. Pero los definía como “los mejores años de los que yo he estado en el baloncesto después del Baskonia”.

Ha comentado que había visto a gente a la que no veía en treinta años y que había sido muy gratificante hablar de “la vida, de anécdotas”. Le ha gustado encontrar a la gente más joven de entonces, ha contado que en Huesca “Jackson dio un salto que le hizo mejor” y ha recordado a Toño Riva.

Cree que “Huesca es una ciudad golosa para llegar a LEB Oro, en principio. Hay afición”, ha dicho y ha añadido que había estado viendo el viernes un partido del Boscos júnior y le había sorprendido la cantidad de gente joven viéndolo. “Existe ese sentimiento del basket”.

Iriarte ha apuntado que no se había perdido el romanticismo. “Lo que se ha perdido son las ganas de trabajar. Hay mucho colegueo entre entrenadores y jugadores. Hoy se trabaja menos. En los años que yo tuve jugadores que han ido a la NBA, eran más duros, entrenaban más, se quedaban tras los entrenos para llevar cosas al juego. Ahora entrenan y se van. No pierden tiempo en tirar doscientas veces”. Y tampoco le gusta tanto estudio del rival sino que prefiere fijarse más en uno mismo.