SD Huesca
Por
  • Luis Costa

Un juguete roto

Huesca Elche
Imagen del partido Huesca Elche de este domingo.
Laura Ayerbe

SE COMENZÓ la temporada diciendo que, con no sufrir, era suficiente. El siguiente estado anímico fue que había que salvarse “sí o sí; era el único objetivo. De aquello se pasó al “ojalá se sufra hasta el final”. Y, a día de hoy, lo importante es llegar con vida al parón invernal. En definitiva, un desastre.

Hay pocos indicios, por no decir ninguno, que nos hagan pensar que algo de lo que estamos viendo va a cambiar. En estas mismas líneas ya dije, incluso antes de que se cerrase el mercado de fichajes, que los movimientos que se estaban dando y la plantilla que estábamos a punto de cerrar estaba muy lejos de ser una plantilla acorde al primer objetivo que se marcó, salvarse sin sufrir en exceso. Estamos a 22 de octubre y, aunque aún queda un mundo para todo, vamos ya por el segundo entrenador, han debutado 24 jugadores -solo falta Juan Pérez por ver-, llevamos 8 puntos sumados de 36 posibles, todavía no se ha ganado en el Alcoraz y, lo que es peor, estamos 5 puntos por debajo de la salvación. Muchos diréis que no cuento nada que no sepáis ya, pero hay veces que es más fácil explicar algo con números que con palabras.

En lo futbolístico, poco que decir. Pocas novedades en el estreno de Antonio Hidalgo en el Alcoraz en comparación con lo visto con Ziganda. Nada cambió. Y la sensación que tenemos todos es que el problema ha dejado de estar en el banquillo, si es que alguna vez alguien lo pensó. Nos ganó 0 a 1 un equipo mejor que el nuestro. Un Elche que todavía no sabía lo que era ganar a domicilio y que, cómo no, se estrenó en Huesca y con lo mínimo, pero suficiente para llevarse los tres puntos. Y, tras pasar de puntillas por el encuentro, vamos con la sensación personal que me deja todo esto.

El Huesca es un juguete roto. Todos nos hemos divertido con él estos años. Hemos sacado pecho, presumido de la camiseta de la Cruz, hemos celebrado ascensos y la palabra “reblar” quedará como algo nuestro para siempre. Pero otros, además de disfrutar, han jugado con el juguete. A veces bien y otras no tanto, olvidando que las cosas, cuando no se usan bien, se acaban rompiendo. Por muy grandes e indestructibles que parezcan. Y creo que ni los que nos divertíamos viendo el juguete ni los que jugaban con él hemos sido del todo conscientes del mal uso que se le estaba dando. Pienso que si se diera un descenso a 1ª RFEF -escenario que hay que empezar a contemplar-, el juguete no sólo estaría roto, sino que sería irreparable.

Es triste, muy triste, ver cómo se cae todo como un castillo de naipes. Cómo se siguen sucediendo movimientos institucionales, cada semana, de gente que se va y otra que llega. Rumorología, pero sin fundamento. Porque aquí nadie sabe nada y nadie aparece para dar la cara y explicar la versión del club. Es todo tan opaco como caótico. O viceversa. Y es que estamos ya en octubre y, cuando lo normal sería estar hablando de lo que sucede en el verde cada semana, la realidad es que hacemos esfuerzos ya no sólo para hablar de fútbol, sino para verlo.