Huesca

CRISIS HUMANITARIA

La vivienda, principal dificultad para integrar a los refugiados

Cruz Roja señala que pese al perfil “de alta cualificación” de los ucranianos, tienen muy difícil encontrar un piso

Excursión al castillo de Loarre organizada por Cruz Roja para los refugiados.
Excursión al castillo de Loarre organizada por Cruz Roja para los refugiados.
Cruz Roja

Casi un año después de que los primeros refugiados ucranianos llegaran a España, su principal problema -dejando al margen la guerra en su país- es la vivienda. Teresa Aso, responsable del programa de Cruz Roja Huesca para refugiados, admite que encontrar un piso en la ciudad es “muy difícil” para cualquiera por la poca oferta y mucha demanda, pero los ucranianos lo tienen peor.

Y esta dificultad adicional se debe a los recelos de parte de las inmobiliarias y, en menor medida, propietarios. “Una vez que pueden elegir (al inquilino), prevalece la garantía de los ingresos y, por mucho que Cruz Roja garantice 18 meses”, no es suficiente para disipar las dudas. Aso indica que a veces las inmobiliarias no informan a los propietarios si el interesado es un ucraniano, por lo que plantea a los propietarios que estos digan a las inmobiliarias que no tienen problemas en alquilar a un refugiado ucraniano.

Manifiesta que la entidad “nunca” ha tenido problemas en los cinco años de este programa y subraya que los ucranianos “no son un perfil asistencial. Muchos es la primera vez que piden ayuda”.

La primera ola fue de ingenieros, médicos, maestros... ucranianos con estudios universitarios y vida “muy estable”. Fue tal el número que el sistema de acogida “colapsó y pasaron más de seis meses en los centros de primera acogida, que son para un mes”.

Eran sobre todo mujeres y “de alta cualificación” porque “los que pueden huir son los que tienen medios”, explica Aso: “Nadie llega aquí porque quiera. O huye o le matan”.

En los meses siguientes, eran mayores, de 60 e incluso 80 años, quienes “al principio no querían salir, pero se han visto obligados”.

El alojamiento es la cuestión central en las semanas siguientes a la llegada de un refugiado, así como la cobertura de las necesidades más básicas. Posteriormente, las necesidades pasan por la burocracia para convalidar estudios y carnets de conducir; oculistas, dentistas, aprender el idioma, buscar trabajo...

Aso indica que un trabajo que se hace es el de “reajustar las expectativas”.“Ven tantas organizaciones que van a Ucrania para ayudarles que luego, sobre todo con tanto rechazo en la vivienda, tienen que hacer un ajuste entre lo que la sociedad de acogida ofrece y lo que esperan”.

Advierte Aso que Ucrania no es la única guerra y que en las “silenciadas” quizá lo tengan “incluso más difícil”.