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"Mi padre se puede quedar sin vista y necesita que lo lleven al hospital"

Marta, hija de Antonio Pradel, de 81 años, dice que su familia no puede más con la situación

Usuarios de la residencia de mayores de Abiego, afectados por la falta de transporte sanitario
Usuarios de la residencia de mayores de Abiego, afectados por la falta de transporte sanitario
S. E.

Para Antonio Pradel, natural de Ayerbe y de 81 años de edad, cada cita médica que le dan supone un gran problema de transporte que pone en peligro su salud. Su hija Marta asegura que esta complicada situación se extiende desde hace “casi dos años” y que “hay muchas familias así”.

Los pobres abuelos están olvidados de la mano de Dios, y no hay manera de que les presten un servicio de ambulancia acorde a sus necesidades”, expone preocupada.

Su padre, que es uno de los 17 mayores de la residencia de Agüero, debe acudir a citas médicas por diversos motivos, en el Hospital Universitario San Jorge y en el Hospital provincial.

Marta no tiene carné de conducir y su problema añadido es que “ni siquiera” hay una línea de autobús que enlace Agüero con Huesca y que permita cumplir con los horarios de las visitas médicas.

“Ya no podemos más. Mi padre tiene muchos problemas de salud y no hay manera de que nos den una ambulancia para que lo lleve al Hospital”, dice.

Antonio es uno de los afectados por esta falta de ambulancias, al igual que les sucede a sus compañeros de residencia y a otras personas dependientes de estos servicios.

“Mi padre se puede quedar sin vista ya que necesita una vez al mes que lo lleven al hospital a que le hagan una Iridotomía (tratamiento en el iris)”, lamenta. Explica que el hospital le da las citas “cuando hay hueco, pero las ambulancias niegan ese servicio aludiendo al conflicto laboral”. La próxima es para dentro de unos días, a las 15:30, “y no podemos de ninguna manera”.

Marta y sus otras tres hermanas hacen todo lo posible para que su padre no se pierda una cita médica, “porque a la tercera que falte seguida nos dicen que ya no se podrá hacer nada”. Pero se trata de una “familia trabajadora” en la que los horarios de las consultas “no son compatibles para poder trasladar a nuestro padre, aparte del trastorno que supone dicho problema habiendo agotado los permisos en nuestros respectivos trabajos y la impotencia de ver cómo falta a su iridotomía”.

Desde estas líneas lanza esta queja “para informar y dar conocimiento de la realidad en la que nos encontramos” y lanza un llamamiento para que “nuestros políticos solucionen un servicio vital y esencial para todos nuestros mayores lo más rápidamente posible “.

Lamenta finalmente que “esto está durando demasiado y aquí no hace nadie nada”. “Ya no sé a dónde recurrir. He llamado a todas puertas para ver si alguien puede hacer algo”, concluye desesperada