Huesca

45 ANIVERSARIO DE LA CONSTITUCIÓN

Una ley de leyes muy útil pero que necesita una revisión

El hijo del diputado constituyente León Buil, Lorenzo Buil, reflexiona sobre el texto

Buil, con una foto de su padre con Abril Martorell , Rodríguez de Miñón, Calvo- Sotelo y Suárez.
Buil, con una foto de su padre con Abril Martorell , Rodríguez de Miñón, Calvo- Sotelo y Suárez.
D.A.

El cambio puede no apreciarse de una forma tangible, pero la promulgación de la Constitución supuso una transformación tal que, además de reconocer los derechos de los que hoy disfrutamos, en el ámbito del derecho “creó la cultura de los derechos fundamentales” e impregnó el día a día de los juzgados de tal manera que hoy todo gira en torno a la Carta Magna, se cite expresamente o no en los juicios.

Creó la cultura de los derechos fundamentales, por lo cual (la Constitución) es mucho más que una Constitución. Es un texto normativo que se traduce en leyes reguladoras de derechos, derechos que no existían, como la sindicación,

Lorenzo Buil, abogado e hijo de León Buil -diputado en las Cortes constituyentes y asesor de confianza de Adolfo Suárez, y de Merche Polo, miembro del Comité Ejecutivo Provincial de UCD-, resalta los grandes logros de la Constitución, pero sin caer en su idealización. “Ni idealizarla”, porque fue “un proceso doloroso”, “ni criminalizarla”, porque es el texto que nos reconoce todos los derechos que tenemos, resume Lorenzo, quien apostilla que, 45 años después de su aprobación, la Carta Magna necesita una revisión.

“No se puede obligar a una generación a aceptar lo de la anterior. No significa hacer una nueva, pero sí, cuanto menos, revisarla”, resume, recordando que ya su padre era partidario, pasados años de la promulgación de la ley de leyes, de una revisión constitucional.

¿Y en qué puntos? Lorenzo Buil precisa que parte de ellos son, en puridad, desarrollar los derechos reconocidos por la Constitución pero sin desarrollo legal, como “el derecho a la vivienda”, la “solidaridad interterritorial que está en juego y debe mantenerse”, la financiación autonómica, lo referido a los autónomos o el Senado, que “no puede ser la jubilación para los prebostes de los partidos. O se le dan muchas más funciones o se suprime”.

Más “en general”, Buil recuerda “la subordinación de la propiedad al interés general. Eso es constitucional, el artículo 128 (que dice literalmente: ‘Toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general’) y parece que se olvida muchas veces”.

Gracias a la Constitución, “hay más Estado social”, pero se da la paradoja de que “mucha gente que antes sí podía llegar a fin de mes y ahora no puede”. Buil señala que esto “pasa en todos los ámbitos por la ultraliberalización. Está bien cierta liberalización, pero se necesitan puntos intermedios”, retomando ese “olvido” del principio constitucional sobre la subordinación de la propiedad al interés general.

También aboga por retomar el consenso de la Transición para los pactos de Estado que “faltan”, como Salud o Educación.