Huesca

110 años de historia

De Monflorite a Santa Cilia, la cara y la cruz de la aviación en Huesca

La provincia suma 110 años de historia en vuelo sin motor y 16 del aeropuerto con menos éxito

Instalación de la antigua residencia de pilotos de Monflorite.
Instalación de la antigua residencia de pilotos de Monflorite.
Laura Ayerbe

Leonardo da Vinci, los hermanos Wright o el español Juan de la Cierva, que inventó el autogiro, fueron algunos de los primeros soñadores y pioneros de la aviación. Huesca también se cuela en este ranking. Más de 110 años de historia suma el vuelo sin motor en el Alto Aragón. Son la cara de una pasión, la de volar, en la que la provincia también tiene su cruz, la de una instalación que soñó con convertirse en la puerta del Pirineo y que ha quedado relegada, un año más, al último puesto del ranking de los aeropuertos que gestiona Aena. Es el aeropuerto de la capital, que nació con una gran inversión (60 millones de euros) y un objetivo demasiado ambicioso (160.000 viajeros al año) que obligaron a desplazar el vuelo sin motor hacia la Jacetania.

Mientras uno languidece, Huesca-Pirineos, marcando el segundo peor dato de su historia, el otro atrae más adeptos a los pies del macizo, una zona idílica por sus paisajes y sus térmicas. Sus gestores sueñan con seguir creciendo con, entre otros, su taller único o la enseñanza a discapacitados, y también con volver a Huesca para organizar este 2024 unas jornadas nacionales de vuelo sin motor como la que en 1935 y 1936 llenaron la ciudad. 

Huesca-Pirineos cerrará 2023 como el último del ranking de pasajeros

Solo el viento se pasea entre los edificios. Las golondrinas han hecho sus nidos en los aleros y en algunas ventanas, aprovechando que las persianas ni suben ni bajan, llevan tiempo quedas y algunas torcidas, mientras que la cal de algunos muros ha dado paso a otros colores grises y ocres dando cabida a una imagen de abandono que se adueña poco a poco de la antigua residencia de pilotos de Top Fly y Airways Aviation, los últimos que dieron algo de vida al aeropuerto Huesca-Pirineos y cuya marcha supuso catapultar esta instalación a la última posición del ranking de Aena. El 2023 lo cierra, una vez más, como el que menos pasajeros de la red ha tenido en España.

No es el peor dato de su historia, pero casi. Huesca-Pirineos sigue sin conseguir despegar. Y es que a falta de sumar diciembre, está en el último puesto del ranking de Aena en cuando a número de viajeros que han pasado por las instalaciones y el penúltimo, tan solo por encima de Albacete, en cuando operaciones. Son 178 turistas hasta final de noviembre, que difícilmente podrán alzarse hasta el penúltimo puesto cuando sume diciembre ya que tendría que haber registrados más de 1.300 en un solo mes, algo histórico e insólito para la instalación.

El registro medio de este año es de un pasajero cada dos días, el segundo peor dato de su historia, solo superado en 2016, con un total de 95 en los doce meses del año. Fuera de programación de aerolíneas comerciales, sus números se limitan a los de aviones particulares que utilizan este aeropuerto que recibió su primer vuelo un 14 de abril de 2007. Entre otros, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, posó allí su avión en el 2023 para ofrecer un mitin en Huesca el pasado julio, y Morante de la Puebla aterrizó para torear a la capital en agosto. Su paso no se ha convertido en un revulsivo. Las cifras siguen estancadas y octubre, con 37 viajeros, es el mes que más se han registrado frente a abril, con uno solo, o los 5 de enero.

Atrás, muy atrás quedaron esos más de cinco y seis mil que acreditó en los primeros años de andadura, cifras mucho más altas que las actuales, pero lejos también de aquellas con las que soñaron sus impulsores: 160.000 al año llegarían hasta las puertas del Pirineo según el Plan Director del aeropuerto, unas cifras que justificaban la inversión de 60 millones de euros en la instalación (45 el aeropuerto y 15 para la carretera). En sus 16 años de andadura, no ha llegado ni siquiera a un 18 % del objetivo que se marcaron para cada ejercicio (28.061 en total). Las cintas transportadas llevan días paradas, los carritos de maletas no se cargan y en la sala de espera, los bancos hace tiempo que no ven posarse a nadie ansioso esperando a sus familiares. Nunca hubo mucho trasiego, pero ahora es casi nulo.

Es más, el aeropuerto funciona con un horario. Para utilizarlo fuera de él, hay que solicitar permiso, esperar confirmación y pagar las tasas que supone que se quede abierto para esperar.  

Fue un 14 de abril de 2007 cuando aterrizó el primer vuelo en Huesca-Pirineos. Los tres años siguientes fueron los de mayor esplendor con 3.982 (en el 2008), 6.228 (en el 2009) y 5906 (en el 2010). Eran los años en los que la compañía de vuelo Pyrenair, creada para traer esquiadores a Huesca, funcionaba. A ellos se sumaba la escuela de pilotos, que concentraba un buen número de operaciones (un 85 % de las de 2009 fueron de Top Fly). Pero de todo eso, no queda ni rastro.