Huesca

OJO AVIZÓR

La simbiosis artesanía-tecnología lleva a Loporzano a todo el mundo

Tecmolde y Shu Digital participan en superproducciones de cine, escenografía y obras artísticas

De aquí, de los talleres de Tecmolde en Loporzano, han salido decorados para algunas de las películas y series más conocidas de las últimas décadas.
De aquí, de los talleres de Tecmolde en Loporzano, han salido decorados para algunas de las películas y series más conocidas de las últimas décadas.
LaColmena

La promoción de la provincia altoaragonesa se ha construido en las tres últimas décadas y media de manera sobrevenida y como un efecto secundario del trabajo de una empresa que ni siquiera está ubicada en la capital de Huesca. Desde Loporzano, los trabajos a medio camino entre la artesanía más tradicional y la innovación más tecnológica de Tecmolde y su filial Shu Digital son presenciados por millones de espectadores en salas de cine llenas para acoger películas como Lo imposible, El orfanato, El perfume o, más recientemente, La sociedad de la nieve, o por otros tantos millones de turistas en una de las ciudades más visitadas del mundo, Venecia y sus manos de Lorenzo Queen, o por los usuarios de Port Aventura y Ferrari Land.

Parece imposible, pero no lo es. Desde un pequeño pueblo de apenas medio millar de habitantes se puede llegar a lo más alto del séptimo arte, del escaparatismo con trabajos para H&M o Desigual, la publicidad (Freixenet o La Lotería), el arte (las manos de Lorenzo Queen en la ciudad de los canales) y tantos otros ámbitos.

Tecmolde y Shu Digital han vuelto a saltar a las primeras planas con el estreno de La sociedad de la nieve -primero en cines, luego en Netflix, cosechando un gran éxito ambos formatos-. Se trata de la última película de José Antonio Bayona y la producción de mayor presupuesto en la historia del cine español (60 millones de euros), y las empresas ubicadas en Loporzano han creado parte de la escenografía empleada en esta superproducción que relata hasta dónde tuvieron que llegar los supervivientes de un accidente de aviación en Los Andes en la década de los 70.

La plantilla de Tecmolde, haciendo trabajos de pintura.
La plantilla de Tecmolde, haciendo trabajos de pintura.
La Colmena

La sociedad de la nieve es la cuarta colaboración de Juan Antonio Bayona con los Luzán y el espectador observador podrá apreciar la impronta de los de Loporzano en la cabina del piloto, las rocas gigantes de la dorsal que atraviesa América Latina o en el túnel del que emergen los actores en una escena que causa, intencionadamente, una gran claustrofobia. No será esta la última vez que la labor de los oscenses se podrá ver en la pantalla. Adelanta Irene Luzán, CEO de Shu Digital, técnica de fotogrametría e hija de Julio Luzán (alma máter del grupo y fundador de Tecmolde), que próximamente se estrenará en Amazon Prime una serie “muy importante” en la que las empresas de Loporzano han puesto su granito de arena. “Que Amazon Prime cuente con nosotros es muy importante”, evidencia.

¿Pero cómo una empresa de un pueblo de apenas medio millar de habitantes trabaja para súper producciones cinematográficas, parques de atracciones con millones de turistas o artistas de renombre mundial?

Para hallar la respuesta hay que retroceder tres décadas y media, al fundador de Tecmolde. Julio Luzán, explica su hija Irene, ya era un nombre propio en las escenografías para teatros y el mundo publicitario. Y el séptimo arte, un ámbito relacionado con los dos citados, “se mueve por el boca a boca”. El buen hacer sobre los escenarios y en las campañas publicitarias abrió la puerta del cine a Tecmolde, que fue consolidándose en la industria con cada uno de sus esmerados y cuidados trabajos.

Irene Luzán, CEO de Shu Digital y técnica de fotogrametría.
Irene Luzán, CEO de Shu Digital y técnica de fotogrametría.
La Colmena

“Da igual tener el mejor instagram o las mejores redes sociales. Los trabajos (para el cine o series) vienen porque un director ha trabajado con ‘los de Huesca’, que así nos llaman”, dice Irene, quien recalca que estar en Loporzano “no es un ningún inconveniente. Al final aquí viene gente de todo tipo: directores de cine, artistas, futbolistas... y todos alaban el medio” en el que vivimos.

La tecnología y las plataformas

Media vida involucrado en el mundo del celuloide da para que Tecmolde y Shu Digital hagan balance y puedan comparar distintas etapas. Y si hablamos de producciones audiovisuales, hay dos puntos de inflexión en estos más de treinta años: la tecnología y la irrupción de las plataformas, con las que las series, que ya estaban disfrutando de una época dorada, se catapultaron todavía más llegando a audiencias globales.

Estudio de fotogrametría de Shu Digital.
Estudio de fotogrametría de Shu Digital.
La Colmena

Y estar al tanto de la innovación y ser pioneros fue una de las claves que hizo que Tecmolde despegara con todas sus fuerzas.

“Hasta 2004 todo era artesanal. Se abarcaban menos trabajos pero fue ese año cuando Julio incorporó la tecnología 3D en máquinas de control numérico (los robots de mecanizado). Fuimos prácticamente pioneros y, aun hoy, prácticamente nadie” más las usa para estos cometidos, remarca Irene.

Fue así cómo hace veinte años Tecmolde pasó de ser eminentemente artesanal -un rasgo que todavía hoy conserva- a ser una combinación de “arte y tecnología”.

Esta simbiosis entre el proceder y las técnicas más artesanales con el aprovechamiento de las nuevas tecnologías dio un paso más hace una década cuando Irene fundó Shu Digital, la empresa de diseño 3D que suministra los archivos a Tecmolde. Y lo artesanal y lo tecnológico “combinan bien”, reflexiona la CEO de Shu Digital

Apostar por la tecnología fue un gran acierto, y lo fue mucho más por hacerlo antes de que otros muchos dieran ese salto. “El 3D se usa hoy para todo. Nosotros (Shu Digital) nos hemos especializado y también trabajamos por libre, pero siempre trabajamos para Tecmolde”, relata Irene.

Marta, el tercer eslabón de la familia Luzán en las empresas ubicadas en Loporzano.
Marta, el tercer eslabón de la familia Luzán en las empresas ubicadas en Loporzano.
Álvaro Calvo

Y la eclosión de las plataformas -hoy más usadas que la propia televisión- también “ha favorecido” a estas dos empresas al haber muchas más producciones en desarrollo. “Antes eran ciertos meses de trabajo al año (para el cine) y ahora llevamos varios proyectos a la vez”, resume Irene, quien resalta algo hoy ya más que conocido por todos: “Las series al principio tenían menos presupuesto, pero hoy hay algunas al mismo nivel de presupuesto que los largometrajes”.

Tras tres décadas y media siendo un elemento indispensable en el cine -aunque desgraciadamente a veces pase desapercibido entre los nombres de los protagonistas y del director-, estas empresas de Loporzano atesoran numerosas anécdotas sobre el mundo del celuloide e Irene destaca tres, sin que unas tengan que ver con las otras.

En primer lugar, recuerda del rodaje de “Lo imposible” en Alicante con Bayona como este cineasta “invierte muchísimo en efectos, tanto digitales como de escenografía”. E incluso en los rodajes “impresionaba muchísimo cómo recreaba el tsunami, la escena del avión...”, todo ello escenas que “generan una gran angustia”, un efecto buscado por Bayona y que es uno de sus rasgos de identidad.

El hacer patria chica es otra de las curiosidades que comparte Irene. Ya su padre regalaba pan de Loporzano a todo el que recala en Tecmolde. “Y hay algunos que vuelven y antes piden que lo encarguen. Hay que barrer para casa e intentamos poner siempre a Loporzano en el mapa. Además, siempre dicen que aquí se vive muy bien”.

¿Y cómo ve un artista de los efectos una peli en la que ha trabajado? Pues no como un espectador al uso. “A todos los que estamos aquí, cuando vemos una de nuestras pelis nos hace mucha ilusión, pero estamos más pendientes de lo que se va a ver -parte de su trabajo permanece oculto para la cámara- y de cómo queda. Con otro ojo, pero disfrutamos igual”.