Sociedad

ASOCIACIÓN DE ARTRITIS OSCENSE

ARO, una década ayudando a las personas con artritis

La asociación se creó en junio de 2010 y desde entonces ha incrementado sus servicios médicos, deportivos y de ocio

ARO, una década ayudando a las personas con artritis
ARO, una década ayudando a las personas con artritis
A.

HUESCA.- La artritis es una inflamación de las articulaciones que afecta desde niños a adultos, aunque es cierto que la mayor incidencia se produce entre los 40 y 50 años, sin olvidar que en algunos casos se detecta en la veintena.

Hace una década, varias personas afectadas por esta enfermedad en Huesca, ante la carencia de recursos y servicios apropiados para este colectivo, así como la inexistencia de representación social y de organismos de reivindicación de sus derechos, crearon la Asociación de Artritis Oscense (ARO), una entidad sin ánimo de lucro, que el próximo 10 de junio celebrará su décimo aniversario.

Presidida por Emeterio Giménez, con 240 socios y sedes en Monzón y Barbastro, además de la capital altoaragonesa, ARO es la única asociación representativa de dicho colectivo en Aragón, y tiene como misión velar por quienes padecen artritis y enfermedades afines desde un punto de vista sanitario, social, laboral y familiar, orientándolas y facilitándoles cuanta información, documentación y asesoramiento les sea de interés, y representándoles en el ámbito competencial de la provincia altoaragonesa.

Con el único fin de mejorar la calidad de vida de estas personas, la asociación está dirigida a quienes padecen artritis reumatoide, psoriásica, espondiloartritis y idiopática juvenil, ofreciéndoles asesoramiento personalizado. Para ello se cuenta con Diana Gómez, trabajadora social y con una discapacidad, por lo que ARO cumple con la labor de la inserción, psicóloga, nutricionista y monitores que se ocupan de las actividades deportivas para la rehabilitación y de las de ocio, a las que se suman las charlas y los talleres grupales de psicología.

"Para nosotros es muy importante potenciar la actividad física", explica Diana Gómez. "El tratamiento farmacológico es fundamental, pero también hay que hacer ejercicio suave adaptado a las posibilidades de cada persona con artritis".

Este año, ARO ha incluido en su oferta el taichí, tanto en Huesca como en Monzón, para lo que cuenta con la colaboración de la Escuela de Taichí de la capital oscense, además de microgimnasia, marcha nórdica, baile y pilates, espalda sana, harmony y hipopresivos con la colaboración de gimnasio Silban 360.

Por lo que respecta al ocio, junto a las manualidades, la quedada de fin de curso, y la tradicional comida de Navidad, todos los años realizan un viaje. "Este año íbamos a ir al Balneario de Panticosa, pero en este momento no sabemos que va a pasar, aunque las plazas estaban todas cubiertas".

Al margen del deporte y el ocio, desde ARO también se ofrecen servicios "a los que la sanidad pública no llega y que también son muy necesarios". Entre ellos está la psicología, "que es fundamental porque muchas personas cuando son diagnosticadas no lo asumen y les cuesta, ya que supone un cambio en su vida porque hay cosas que hacían que con la enfermedad no pueden hacer", apunta Diana Gómez.

En este sentido, la trabajadora social incide en que "cuando una persona es diagnosticada, aunque llevara tiempo con sus dolores, que son los que le hacen acudir al médico, el cambio en su día a día es muy grande, hasta el punto que en algunos casos tienen que dejar de trabajar".

Gómez pone algunos ejemplos. "En los hombres es muy típica la espondiloartritis, que es un dolor en la parte baja de la cadera por detrás, algo que les limita, sobre todo a los que han sido muy deportistas, y con el diagnóstico solo pueden hacer ejercicio de bajo impacto. Otro caso es la huerta, una afición que también deben abandonar".

Adaptarse a la situación es el mayor reto al que se enfrentan las personas con artritis, que cuando la enfermedad está avanzada, "como se caracteriza por el dolor y la rigidez en las manos y otras partes del cuerpo, una cosa tan cotidiana como echarse agua en un vaso o abrir una cerradura, les cuesta".

La artritis "no es una enfermedad de viejos -insiste Diana Gómez-, puede afectar a todas las edades". La reumatoide y la psoriásica es más común en mujeres de entre 40 ó 50 años, la espondiloartritis afecta más a varones jóvenes, entre 20 y 30 años, y la idiopática juvenil a los niños.

Aprender a vivir con la artritis, se tenga la edad que se tenga, es una cuestión de concienciación, pero también de ayuda, por eso, desde ARO, además del servicio psicológico, cuentan con fisioterapeuta, "que también es muy importante y en nuestro caso la que tenemos es osteópata y está especializada en la artritis", y nutricionista, "porque la obesidad en la artritis es muy mala ya que cuanto más pese tu cuerpo, más aguantan unas articulaciones que, de por sí, están mal". De ahí, que además de ayudar a bajar peso, "la función de la nutricionista también es fundamental a la hora de indicar que tipo de alimentos son mejores o peores para evitar inflamaciones. Para ello da pautas para hacer dieta, pero también sobre la alimentación más sana para esta enfermedad".

Completando todo esto, Diana Gómez, como trabajadora social, además de la atención al público y el contacto con los organismos, se encarga de "ayudar y asesorar a la persona cuando ya no puede trabajar por la incapacidad laboral o cualquier otra situación que le pueda sobrevenir a causa de su dolencia".