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COLABORAN: CAJA RURAL DE ARAGÓN Y DIPUTACIÓN PROVINCIAL DE HUESCA

Jóvenes que vuelven e inmigrantes que se quedan entre campos de fruta y cereal

#CONTRALADESPOBLACIÓN

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Albalate de Cinca
S.E.

Zaidín tiene guardería, clases hasta 2º de la ESO sin ir a Fraga e incluso cine. Con 1.800 vecinos y población flotante por los temporeros, puede parecer que no está aquejada por la despoblación. Sin embargo, “estamos preocupados por el futuro, porque de menos de 40 años se quedan pocos en la agricultura”, comenta el alcalde de Zaidín, Marco Ibarz. No obstante, los jóvenes sí apuestan por quedarse, pero salen a trabajar fuera. Por ello, cree que hay que adaptar el modelo centrado en el sector primario y apuesta por potenciar el turismo en el Bajo Cinca, entre ríos y embalses con posibilidades inexploradas.

También en la localidad próxima de Albalate de Cinca, en el Cinca Medio, luchan contra la despoblación. En este caso, contra el riesgo de bajar de los 1.000 habitantes, si se descuidan, con la pérdida de financiación que conllevaría. En ambas localidades el asentamiento de temporeros ha ayudado a sumar vecinos, pero la crisis del campo hizo que algunas familias tuvieran que volver a hacer las maletas. Su alcalde, Ricardo Chárlez, lo tiene claro: “Quedarse con la agricultura es muy complicado y si la gente tiene que salir a trabajar fuera, hay que aportarle valor con una vivienda mejor, calidad de vida… Tiene que costar menos vivir, con beneficios fiscales o como sea”, apunta.

En ambas localidades, con una economía basada en la agricultura -más cereal en Albalate y fruta en Zaidín- y en las granjas, ven complicado el relevo generacional. “La fruticultura acabará como el porcino con las integradoras, porque la gente antes invertía en una granja de 2.600 cerdos, pero ya no tiene capacidad para una de 6.000 o 7.000”, indica Ibarz. Con las fincas ya sucede lo mismo. Los mayores con 10 o 12 hectáreas intentan aguantar hasta la jubilación pero “no dan y al final quedarán en menos de cuatro”. La nectarina y el melocotón son las frutas estrella en Zaidín, también el albaricoque, y ahora se está plantando almendro.

De ahí que los jóvenes salgan a trabajar y quieran ofrecer un pueblo atractivo. Y no es fácil. El alcalde explica que solo hay tres bares, dos de los cuales sus dueños se jubilarán pronto y Zaidín podría quedarse sin restaurante. “Si viene alguien al pueblo solo lo puedes alojar en tu casa, porque no hay ni una sola cama”, indica Marco Ibarz. Por ello, quiere poner en valor el turismo y piensa que incluso las grandes extensiones de frutales en época de floración se pueden convertir en un atractivo.

“La falta de turismo es un problema de toda la comarca”, resalta Ibarz, que señala que van a poner en marcha un plan de turismo sostenible “Destino entre ríos”, en el que se invertirán 2,3 millones de euros con el Ministerio de Industria, Comercio y Turismo. El objetivo es convertirse en un destino de turismo fluvial, por la presencia de cuatro ríos (Cinca, Alcanadre, Ebro y Segre) y varios embalses como San Salvador y Mequinenza, donde se podría practicar la pesca, deportes náuticos y turismo de naturaleza. Serán actuaciones en los 11 pueblos.

Vital es la construcción de la pasarela entre Zaidín y Velilla de Cinca, localidades separadas por el río Cinca y a 2 kilómetros en línea recta. Ahora, es necesario bajar hasta Fraga y recorrer 24 kilómetros. Desde Alcolea de Cinca a Fraga, en 32 kilómetros, no hay puente.

Algunos inmigrantes que llegan a trabajar se quedan, pero la gran mayoría son temporeros que hacen campañas en otras zonas de España. Y también depende de la nacionalidad, porque mientras los rumanos, por ejemplo, se desplazan con familia, los africanos suelen estar solos, explican los alcaldes. En Albalate, el Ayuntamiento, con la organización agraria Uaga y Cáritas Diocesana Barbastro-Monzón, ha habilitado dos viviendas para 15 temporeros, que visitó la subdelegada del Gobierno, Silvia Salazar. En Zaidín, la población inmigrante supone entre el 20-22 % y cuentan con unas 20 nacionalidades. Esas familias que se quedan “ayudan también al mantenimiento de los servicios educativos”, con una guardería-ludoteca con capacidad para 22 niños, que genera dos empleos. En el colegio e instituto, hay cerca de 150 alumnos.

‘Baby boom’ en Albalate

En Albalate de Cinca, un centenar de niños acuden a la escuela y este año se espera un ‘baby boom’ con casi 15 bebés. Aunque quedarse en el campo no es la opción, quedarse en el pueblo sí. En Albalate, la proximidad a Monzón, Binéfar y Fraga hace que se habrán oportunidades de empleo. Con todo, “la falta de vivienda es lo más complicado para quedarse y estamos luchando para que salga una promoción de 12 o hasta 24 viviendas unifamiliares. Hay demanda porque hay mucha gente joven que se quiere quedar”, explica el alcalde Ricardo Chárlez, que indica que hay un promotor privado interesado.

“Tenemos que saber hacer los pueblos atractivos y que haya más calidad de vida que en una capital”, comenta Chárlez. “Y para eso -añade- y lo digo como alcalde, hace falta voluntad de las administraciones. Tiene que haber beneficios fiscales y ayudas complementarias; también para las empresas”, indica, mientras comenta que las comunicaciones por carretera están bien y, si es así, “en el mundo rural hay calidad de vida”. El alcalde, precisamente, es uno de los jóvenes del pueblo que salió para estudiar Ingeniería y apostó por volver. Sus hijos se crían allí y se reafirma en su decisión.